La última vez que Candice Blythe, de 33 años, vio a su madre fue en el momento en que las compuertas de la ambulancia se cerraron para llevarla al Hospital Princess Alexandra en Harlow, Inglaterra, del cual nunca más salió.
Aunque esta escena lamentablemente se ha repetido en diversas partes del mundo, el dolor que embarga los corazones de quienes la padecen no deja de hacerse latente y desgarrador.
Por esa razón, Candice decidió hablar sobre el fallecimiento de su madre amorosa, Anne, para alertar a esas personas que aún se toman esta situación como un juego.
Anne, de 58 años presentó síntomas de COVID-19 como tos y cansancio una semana después de que ella junto a sus dos hijas celebraran el Día de las Madres, el pasado 14 de marzo.
La mujer fue llevada al hospital cuando Candice la reportó ante la línea de emergencia porque se quejaba de tener mucho frío y sus labios se tornaron azules, mientras que su cuerpo estaba rojo y ardiente.
En ese momento era evidentemente que a la tos y la debilidad de Anne se había sumado otro síntoma del COVID-19, la fiebre alta.
Tres días después de ser recogida por una ambulancia en su casa en Harlow, Essex, la mujer obtuvo los resultados de la prueba: esta contagiada de virus mortal. En ese momento, Anne fue trasladada a una sala en la que no tenía buena señal telefónica y no pudo comunicarse con su familia.
La hijas de Anne recibían noticias de ella gracias a los empleados del hospital que se encargaban de informarles pero tristemente esos reportes llegaron hasta el 03 de abril, justo el día en que Anne falleció.
Esa noche los órganos de Anne comenzaron a colapsar y la conectaron a un respirador con niveles de oxígeno al 100 por ciento. Sin embargo, la mujer no resistió y murió por insuficiencia orgánica múltiple.
«Simplemente no pensé que este virus la contagiaría, porque ella pasó y sobrevivió con muchas cosas sobre su espalda e incluso sobrevivió a un cáncer cervical», dijo Candace.
La partida de esta madre ha roto el corazón a sus tres hijas, dos nietos y cinco hermanos, además de todos sus amigos y conocidos.
“Sé que la gente eventualmente pierde a sus padres, pero en circunstancias normales podrías estar junto a su cama y decirles adiós. No pudimos hacer nada de eso y mi madre todavía era muy joven.
Nuestra abuela de 88 años ha sobrevivido más que su propia hija, esto es absolutamente devastador«, dijo Candece.
La última vez que Candence vio a su mamá fue el 28 de marzo cuando la ambulancia pasó a recogerla y no se le permitió acompañarla ante la sospecha de que se tratase de coronavirus.
«Nunca imaginé ni pensé por un momento que cuando los paramédicos me cerraran la puerta mientras decía adiós a mi madre en la parte trasera de una ambulancia, sería la última vez que la vería«, expresó Candence.
Tras el dolor que embarga su corazón, Candence ruega a todos que se tomen la situación con seriedad.
“Puedo entender que las personas sienten que se están volviendo locas, pero preferiría nunca volver a ver el sol en mi cara y tener a mi madre por otros 20 años”, dijo.
Tener que decirle adiós a tu madre y no saber si volverás a verla es algo desgarrador, comparte esta noticia y envíale tus oraciones a esta familia y a todas las que han sido víctimas de la pandemia.