«Cuando le solté, le puse la mano en el pecho y ya no respiraba” – Declara Ana Julia Quezada

Ana Julia Quezada declaró esta mañana en la segunda sesión del juicio en su contra que comenzó el pasado lunes en la Audiencia Provincial de Almería.

Confesó ante el juez haber acabado con la vida de Gabriel Cruz, de 8 años, hijo de quien era su pareja en ese entonces, aunque se declaró inocente.

“¿Dio usted muerte a Gabriel Cruz ese día, le ha preguntado la Fiscal? “Sí”, respondió Ana Julia. Así comenzó su declaración que duró una hora y cuarenta y cinco minutos.

Relató que conoció a Ángel Cruz en la Nochevieja de 2016 y a su hijo una semana después. “Era un niño muy educado”, comentó.

Cuando le preguntaron si mantuvo alguna discusión o enfrentamiento con el menor desde su primer encuentro y dijo: “Una vez sí dijo: ‘Qué nariz tienes tan fea, parece que te han dado una hostia’, pero no lo tomamos en cuenta, nos reímos».

“¿No es cierto que hubo tensión en la búsqueda cuando una vez declarando Ángel a la Guardia Civil le dijo Patricia que no hablara con la prensa y usted le dijo que haría lo que quisiera?”, le preguntó la Fiscal.

Ana Julia respondió: “Eso es mentira”.

“¿Recuerda una conversación comuna persona identificada como Miguel Ángel, el 05 de marzo de 2018, en plena búsqueda, dijo: ‘La madre es una hija de pu**, mala persona, debe mucho dinero a la gente y la están investigando’?”, preguntó la Fiscal.

Ana Julia respondió: “No lo recuerdo”, posteriormente pusieron la grabación de la conversación, Ana Julia confesó que sí se reconocía a sí misma y lloró desconsolada al quedar al descubierto su mentira.

La acusada pretende convencer al tribunal que no tenía la intención de acabar con la vida del niño y que su muerte se produjo de forma accidental.

Relató que el 27 de febrero de 2018, “Ángel se fue a trabajar, yo me hice un café, Gabriel se levantó y le pregunté si quería que le hiciera el desayuno, me dijo que sí y la hice un chocolate para tomar y un bollo. Se vistió solo, no es cierto que le vistiera yo. Al levantarse le preguntó a su abuela qué ropa se ponía y ella le dijo que usara la misma del día anterior. Él salió a la calle y le dije que se pusiera una chaqueta, que hacía fresquito. Se fue, regresó, y se volvió a marchar”, dijo Ana Julia.

“Comimos los tres, macarrones con tomate y bonito creo. La abuela hizo algo rápido. Acabamos de comer y la abuela le dejó ir después de 10 minutos. Serían las tres y media. Lo vi antes de irse a la verja. Yo estaba en la puerta de la casa”, continuó.

Ana Julia lo convenció de que lo acompañara a la finca de la familia de su pareja en Rodalquilar.

“Llegamos a la finca. Él se baja y da vueltas por el jardín, yo quito la alarma y ventilo la casa. Después entró Gabriel por la habitación del medio. Entra Gabriel con un hacha en la mano. Le digo: ‘Deja el hacha que te puedes hacer daño’. ‘Calla, que tú no me mandas, que eres fea, que yo no quiero que estés con mi padre, que yo quiero que mi padre se case con mi madre'». «Dijo: ‘Negra, fea, que te calles, que tú no me mandas…’. Y yo sólo quería que se callara, sólo quería que se callara», relató Ana Julia.

«Me llamó ‘negra fea’, le tapé la boca y no recuerdo más; sólo quería que se callara», dijo la acusada entre lágrimas.

“Yo le tapo la nariz y la boca, y de lo demás no me acuerdo. Cuando le solté, le puse la mano en el pecho y ya no respiraba. Me quedé ahí un rato y después me puse a fumar como loca. Salía, entraba, no sabía lo que hacía. Vi una pala y decidí hacer un agujero”, relató Ana Julia.

“No me costó, lo hice sin esfuerzo”, explicó.

Reconoció durante el juicio la pala y el hacha que usó, confesando que esta última herramienta la usó para golpear al menor. Relató que regresó a la habitación donde yacía Gabriel y decidió quitarle la ropa, lo cogió por los dos brazos y lo llevó al agujero.

Contó llorando: “Yo no lo saqué con cuidado ni nada, simplemente lo arrastré”.

“Fui a coger el hacha porque se le quedó una manita fuera a Gabriel… Le golpeé con la zona cortante. Creo que le di un golpe, con la cabeza girada, mirando a otro lado… no pude y ya le tapé con la tierra. Se veía un bulto y lo allané, lo emparejé”, detalló la acusada.

Ana Julia resalta su inocencia. “Mi intención era que se callara. No llamé a nadie porque no pude decírselo a nadie… Si yo llevé gente allí con la intención de contárselo… Al hijo de mi pareja, cómo se lo digo yo”, dijo llorando.

Ana Julia reconoció que guardó la ropa del menor en un armario en casa de su abuela paterna en Las Hortichuelas.

Ese día comenzó a participar en la búsqueda, confesó que tomaba pastillas para calmar su conciencia y por los efectos perdió sus teléfonos móviles.

El 05 de marzo colocó la camiseta de Gabriel en un área que había sido revisada. “¡La puse allí porque yo quería que le encontraran! ¡Yo no podía más! ¡Yo no podía aguantar ese secreto! ¡Quería que me cogieran! No era capaz de decirlo por mí misma».

Ante esto, la Fiscal le dijo: “Pero en 18 meses usted no ha dicho esto”. Ana Julia dijo que le intentó decir la verdad a su hija y a una prima de Gabriel, pero no pudo.

La Fiscal le dijo que ella dejó la camiseta cerca de la casa de Sergio M., su expareja, para centrar las sospechas en él y lo habría acusado de odiar a los niños. Ana Julia respondió que no lo recordaba, y que no sabía lo que hacía.

Confesó que tiró el resto de la ropa del niño en un contenedor y que fue con una amiga suya a la finca de Rodalquilar a colocar unas sillas y después unas maderas sobre el lugar en el que enterró el cuerpo del niño.

“El domingo o no se cuándo, dejé a Ángel con Patricia. Cogí a mi perrita y me fui a Rodalquilar. Le tiro cuatro piedras a mi perra, quité la madera y todo lo demás de Gabriel. Le intento tocar, pero no puedo, cojo dos toallas y lo meto en el maletero del coche. Decido irme a Vícar”, dijo Ana Julia.

En Vícar era donde vivía con su pareja, a 30 kilómetros de la finca.

Mientras relató cómo sacó el cuerpo del menor, exhibieron en el juicio las fotos de ese momento, la Guardia Civil le estaba haciendo seguimiento. Ana Julia se reconoció en las imágenes, y reconoció la toalla con la que envolvió el cuerpo sin dejar de llorar.

“Ay por favor, a la familia le pido todos los perdones, que me perdone Dios”, gritó Ana Julia con las manos en su rostro después de ver las fotos suyas ocultando el cuerpo del niño dentro de su vehículo hechas por agentes de la Guardia Civil.

Se le preguntó a Ana Julia si durante el recorrido desde la finca hasta Vícar dijo algunas palabras dirigidas al menor. “¿Dónde llevo esto yo ahora, a un invernadero”, fueron algunas de las frases grabadas por los micrófonos puestos en el auto de la acusada por los agentes?

Los miembros del jurado pasaron a escuchar lo que dijo Ana Julia de tres en tres.

Ana Julia confesó por primera vez: “Después de llegar a Vícar, iba a dejar el cuerpo en el garaje, y a escribir unas cartas a Ángel y a mi hija para pedirles perdón, dejaría a mi perra con comida en la cocina y me tomaría unas pastillas antes de tumbarme en el sofá”.

Así terminó el interrogatorio de la Fiscalía, la demanda particular ejercida por los padres de Gabriel, Patricia Ramírez y Ángel Cruz, planteó cuatro preguntas que Ana Julia se negó a responder. Se ordenó un receso de quince minutos.

Hoy declararán 10 personas, la primera fue Sergio M., ex pareja de Ana Julia, quien la describió: “Miente, es fría, porque no se puede pasar de ser muy simpática, de parecer que te quiere a tener la intención de que desaparezcas. Al principio te da una imagen, y cuando ella quiere, es de otra manera”.

 Los ojos de España están puestos en este juicio que terminará en unos días y determinará el destino de Ana Julia. Comparte esta noticia.

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