Una desconsolada madre duda sobre someter a su hijo a un tratamiento para alargar su vida

Nadie está preparado para escuchar que un familiar tiene una enfermedad que atenta contra su vida, mucho más difícil resulta para nosotros los padres enfrentar la noticia de que un hijo tiene cáncer.

Las primeras semanas son nebulosas, confusas y desesperantes, pues hay mucho que asimilar tras un diagnóstico tan duro y abrumador.

Victoria y su hijo Kyle

En Chestnut, zertfordshire, Inglaterra se ha hecho público el dolor de Victoria Morrison, una madre que quedó desconsolada ante las pruebas médicas que arrojaron que el ojo caído de su pequeño, era nada menos que una forma incurable de cáncer.

Hace algunos días, el mes pasado, al buscar a su hijo al colegio, la preocupada madre comenzó a notar que el lado derecho del rostro de su hijo comenzaba a caerse, de modo que lo primero que pensó es que acababa de sufrir un accidente cerebro vascular.

Sin embargo, ya en el hospital, a través de una resonancia magnética que le fue practicada, los médicos descubrieron en el niño una forma muy poco frecuente, pero muy agresiva de cáncer, denominado glioma pontino intrínseco difuso, un tipo de tumor que afecta al tronco encefálico.

En ese momento la progenitora fue informada de la manera más terrible de que a su pequeño solo le restaban apenas unos pocos meses de vida.

“Mi mundo se está desmoronando literalmente”, admitió la inconsolable Victoria.

Vale decir que en el Reino Unido se contabilizan solo entre 20 y 30 niños con esta condición oncológica, y solo sobreviven entre uno y cuatro meses luego del diagnóstico.

Asimismo, a Kyle le fueron impuestas varias sesiones de radioterapia con la intención de tratar de minimizar el sufrimiento del paciente, pero su madre duda si de verdad valdrá la pena hacerlo pasar por un procedimiento tan doloroso.

Lejos de conformarse con un solo diagnóstico, Victoria fue de médico en médico con la esperanza de encontrar una segunda opinión, pero todos coincidieron en lo mismo: no había nada más que hacer para ayudar a Kyle.

La impotencia natural de la madre, según dijo, la enfadó con el mundo y con la vida, pero ahora se ha enfocado en crear su propia organización benéfica para recaudar fondos para la investigación de tumores cerebrales. Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada.

A su vez, la ya resignada Victoria aseguró que después del tratamiento, Kyle irá dos días a la semana a la escuela y hará lo que le plazca por el tiempo que le reste de vida.

Por otra parte, gracias a 389 donadores sensibilizados ante el caso, se logró reunir la cantidad de 12.300 dólares, para que el joven viaje a Laponia con su familia para conocer a Papá Noel.

Si un hijo ha sido diagnosticado con cáncer, no hay sentimientos y reacciones que sean adecuados o no. Algunos padres tienen dificultad en creer que esto está sucediendo, mientras que otros requieren tener un desahogo a través del llanto.

También hay algunos que comienzan de inmediato a enfocarse en la toma de decisiones sobre el tratamiento. Todas estas reacciones son normales. Pero lo que debe prevalecer cada instante es darles mucho amor.

Si has tenido el infortunio de estar en una situación como la de Victoria Morrison, utiliza el apoyo por parte de los trabajadores sociales, consejeros, enfermeras, psicólogos y médicos, además de familiares y amigos.

Habla sobre tu ansiedad y cuida de ti mismo. Tu paciente te necesita sano. Comparte este emotivo testimonio.

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