Un niño de 4 años se queda frente a su casa esperando que sus abuelitos lleguen a su cumpleaños

De adultos muchas veces hacemos memoria de los mejores recuerdos de nuestra infancia, es posible que los abuelitos hayan protagonizado muchos de esos recuerdos y por supuesto, que también hayan sido cómplices de nuestras travesuras.

Ellos siempre estarán dispuestos a darnos lo mejor y hacerse presentes en fechas importantes donde sin duda, recibir un gran abrazo suyo hace la diferencia.

La celebración sucedió en Des Moines, Iowa.

Esto lo saben muy bien Steve y Shelley Murphy, una pareja de abuelitos que no dudaron en viajar 220 kilómetros para sorprender a su nieto el día de su cumpleaños.

A pesar de las restricciones debido a la pandemia, los abuelitos no querían dejar pasar por alto una fecha tan especial para su amado nieto de cuatro años.

Siempre hay motivos para celebrar aunque el caos exterior diga lo contrario.

Así que arreglaron las maletas, tomaron todas las precauciones posibles y llegaron a su destino pasando por el frente de la casa con un pequeña caravana en la que 20 vehículos formaron parte de la celebración.

Murphy Stammer celebró su cumpleaños viendo a las personas que más ama.

La madre del niño, Mary Ann Stammer, comenta que su pequeño hijo estaba completamente emocionado al ver a sus abuelos y todas esas personas celebrando desde la distancia su cumpleaños.

El niño tan pronto como vio al señor Steve exclamó fuertemente “¡Papá!”.  Por su parte, Mary Annn Stammer comenta:

No me sorprendió en absoluto que hicieran el viaje. Eso es lo que son”.

Los orgullos abuelos que viven a una hora de distancia de la ciudad de Thayer, no estaban dispuestos a perderse el desfile en honor a su nieto.

Gran parte de la familia participó en el desfile de cumpleaños, el niño no dejaba de sonreír, especialmente cuando vio a su tía Lindsey vestida con un disfraz de dinosaurio.

Los abuelitos también son conocidos como “Papa” y “Bana”.

Para Steve y Shelley, ver al niño sonreír desde la distancia aunque no pudieran abrazarlo fue realmente satisfactorio.

El largo viaje que fue ida y vuelta les dejó un nuevo gran recuerdo, sobre todo al pequeño que estamos seguro no cabía de emoción al ver tanta algarabía en su nombre.

El niño posó para una sesión de fotos el día de su cumpleaños.

No podemos negar que la pandemia ha transformado gran parte de nuestra vida, pero también nos ha hecho mucho más creativos a la hora de hacernos presentes con pequeños actos que hacen la diferencia.

Deseamos que estos abuelos sigan sumando hermosos recuerdos en la vida de un niño que vive con ilusión cada uno de sus días.

La vida es el mejor regalo que nos pueden dar nuestros padres, y unos abuelos complacientes los mejores ángeles terrenales que podemos tener. Disfruta de tus abuelos y hagamos posible que más personas disfruten de esta emotiva historia. ¡Comparte!

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