Un magistrado celebra una audiencia en la casa de un anciano para ayudarlo a recuperar su dinero

A la mayoría de las personas les puede parecer tedioso iniciar cualquier trámite legal, más aún porque en algunos casos los funcionarios públicos no resultan tan amables ni dispuestos a colaborar.

Sin embargo, un juez de Brasil está demostrando que siempre hay su excepción, ya que al hombre no le importó trasladar su despacho a la casa de un ciudadano para llevar a cabo un juicio por jubilación.

El caso del señor José Antônio de Paula, de 62 años, que sufre de cáncer de hígado y de riñón conmovió tanto al magistrado y juez Joviano Carneiro Neto, que este decidió hacer una pausa en su jornada para viajar hasta la casa del anciano y celebrar su litigio.

Este humilde hombre había iniciado un proceso para reclamar su jubilación de trabajo pero su condición médica le impedía trasladarse hasta foro de Trindade , en la Región Metropolitana de Goiânia, Brasil.

José Antonio fue diagnosticado con cáncer a principios de enero y en pocos meses esta terrible enfermedad ha sabido cómo deteriorarlo. El anciano pasa sus días en la poltrona de la sala de su humilde casa, lugar en el que se celebró el improvisado juicio.

Con ayuda de su teléfono celular, Joviano registró toda la sesión en la que hizo diversas preguntas al anciano por unos 15 minutos de jornada.

Después de que la noticia fuese dada a conocer por un medio local, muchas personas comenzaron a elogiarlo por su buena labor y su disposición para servir a la comunidad. Pero para él no hubo nada extraordinario en su acto.  

«Es nuestra misión, entrar, ver, ir donde sea posible para buscar entregar el beneficio judicial. No estoy haciendo nada más que mi obligación. Para la persona, el beneficio es inmenso y no puede esperar por algo tan importante para él», dijo el juez.

Después de celebrar la audiencia en casa, el juez regresó al foro y escuchó a otros testigos para finalmente emitir el fallo a favor del anciano.

En la sentencia, estipula que el INSS le pagará a João una pensión de jubilación rural por un monto de un salario mínimo que se adapta a la función que cumplió al servicio.

Ciertamente, este hombre no hizo más que lo correcto pero aún así es conmovedora la empatía que mostró con el anciano.

Nos complace saber que hay personas decididas a trabajar en función de los más desprotegidos. La postura humana que tomó este juez nos regresa la fe en los funcionarios públicos y esperamos que este anciano pueda disfrutar por muchos años de su recién otorgada jubilación.

¿Qué tal son los funcionarios en tu país, son tan amables como este juez? Es bueno que compartas esta nota y le enseñes a otros lo que es un verdadero servidor público.

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