Un enfermero termina adoptando a 10 niños para que no los separen de sus hermanos biológicos

Uanderson Barreto es un enfermero con gran corazón y esto no sólo lo demuestra en el empeño que pone en su profesión sino porque ha decidido romper con las estadísticas y adopta a 10 niños mayores.

En Brasil, hay casi 5.000 niños y adolescentes en unidades de cuidado infantil. Al entrar en el rango de entre 9 y 17 años, estos chicos tienen menos posibilidades de ser adoptados.

Pero Barreto decidió no darle una nueva oportunidad a uno de estos chicos sino a diez jóvenes. La razón del generoso número, es bastante sencilla pero conmovedora: Uanderson no quería separar a los hermanos biológicos.

Barreto es un padre soltero, de 38 años, que reside en Campos dos Goytacazes, en Río de Janeiro, Brasil. Su aventura por la paternidad comenzó en el 2012 cuando conoció a John, de 10 años, y lo adoptó. Pero este chico tenía un hermano llamado Daniel, que tiene dificultades para razonar y comprender.

Barreto se sintió mal dejándolo sólo en el refugio; así que regresó a la escena y comenzó el proceso de adopción de Daniel. Pero, meses después se enteró de que estos chicos no estaban solos y tenían más hermanos.

“Después de unos meses recibí una llamada de otro refugio diciendo que uno de los hermanos de los niños estaba cumpliendo años y que si podía llevarlos allí para que se encontraran. Fui y me conmovió mucho que estuviera allí solo. También presenté la adopción por Alexander y lo traje a casa», recordó Barreto.

En una Navidad Barreto conoció a Pedro, de 7 años, un chico aficionado al fútbol y decidió invitarlo a pasar la celebración en su casa.

“La siguiente Navidad preparé una reunión familiar y traje a Pedro para que se quedara en mi casa. Le gustó y se quedó”, Barreto formalizó también la adopción de su cuarto hijo.

Pero Pedro tampoco estaba solo pues en la casa hogar vivía su hermano Leonardo, de 11 años, a quien también decidió adoptar.

Para el 2014 Barreto se había convertido en el padre no de uno, sino de cinco chicos con edades que comprendían desde los 7 a los 19 años.

La aventura no terminó allí, el servidor público comenzó a trabajar en una institución en el condado vecino. Ahí fue donde conoció a Jocilan, su sexto hijo.

A pesar de ya tener una familia numerosa, el contacto con los chicos del refugio tuvo mella en este hombre.

En el lugar también conoció a Marcos, un adolescente de 17 años que le pidió adoptarlo pues estaba cansado de recibir el rechazo de las familias. Nadie le ofrecía un hogar por su edad.

La situación fue sorpresiva para Barreto, quien decidió tomar una decisión diferente. El hombre no sólo adoptó a Marcos sino a sus tres hermanos Victoria, Wesley y Luciara, que pronto cumplirían 18 años y tampoco tenía a dónde ir.

De este modo Barreto se ha convertido en padre de niños mayores y de sus hermanos, pues nunca quiso separarlos.

Ahora vive en una casa alquilada junto a sus hijos y los mantiene a todos con su humilde salario. Su madre y los chicos lo ayudan a mantener la casa en orden y pese a los aprietos económicos se siente feliz de poderles brindar un hogar a todos estos jóvenes. 

El ejemplo de Barreto debería hacernos recapacitar sobre las dificultades que pasan los niños mayores para encontrar una familia.

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