Se reencuentra con la mujer que lo acogió en su casa hace 37 años cuando huía de una tragedia

El 19 de junio de 1982, llegó al muelle de Puerto Madryn el buque británico Canberra con los soldados que regresaban de la guerra de las Malvinas, quedó grabado en la historia como «el día en que Madryn se quedó sin pan». Después de treinta y siete años, un soldado que estuvo allí volvió para agradecer a quien lo recibió en su casa en esos días.

Walter Pintos fue uno de los soldados que llegó en el «Canberra», venía de pasar mucho frío, de ver morir a muchos de sus compañeros y sentía temor de ser rechazado por la gente del puerto.

Una foto de aquel momento se hizo icónica, en ella se ve la parte trasera de un camión lleno de soldados, con las manos extendidas recibían panes que les entregaban las mujeres de Chubut, Walter es uno de esos soldados.

En aquel memorable día las panaderías quedaron vacías


Walter llegó a la casa de la familia Zevallos, formada por Yolanda, su esposo y sus tres hijas, quienes con mucho cariño le prestaron apoyo a él, y a otros cinco excombatientes, dándole comida y cobijo.

Yolanda, ahora viuda, recuerda cuando iba con su esposo e hijas a las barracas donde estaban los soldados, les proveían alimentos y compartían muchos ratos amenos con ellos.

“Llevábamos tortas fritas y yo hacía buñuelos, me acuerdo que mi hija mayor llevaba la guitarra e íbamos a compartir con ellos los sábados en la tarde o los domingos. Necesitaban mucho afecto”, dijo la noble mujer.

En su retorno al Puerto Madryn, Pintos puso todo su empeño para ubicar a Yolanda, no fue fácil, pero al fin la encontró.

“Estos días casi no dormí, pero la encontramos. Con la ayuda de los muchachos, de toda la gente del pueblo, con las redes, llegamos hasta la casa de Yoli”, dijo el agradecido ex soldado.

La buena mujer está muy feliz de haberse reencontrado con Walter, tenía hermosos recuerdos de él, a pesar de haber pasado tanto tiempo.

“Es una alegría tremenda haberlo encontrado después de tantos años, siempre nos quedó muy presente junto con otros dos muchachos, Víctor y Julio”, expresó Yolanda.

El reencuentro se llevó a cabo, Walter Pintos y Yolanda Zevallos pudieron volver a esa parte de su historia donde un joven vestido con traje militar llegó a Puerto Madryn.

El ahora no tan joven veterano de guerra, cuenta lo emocionado que se sintió al tener ante él a la persona que lo acogió con cariño hace tantos años. La define como una persona especial, y una digna representante de Puerto Madryn.


Relatos inspiradores como estos nos enseñan la importancia de ser agradecidos, y ayudar a quienes necesitan de nosotros, eso nos hace cada vez mejores personas.

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