Se compra una casa a los 19 años gracias a su empleo en McDonald’s y sin ayuda de nadie

Hay personas tan determinadas en lograr sus objetivos que no descansan hasta ver materializado aquello que tanto anhelan. Tal como lo hizo Maddison Pickering, cariñosamente llamada Maddie, quien desde que tenía 11 años decidió que quería tener su propia casa y desde entonces comenzó a ejecutar su plan de acción para tenerla cuanto antes.

En la escuela primaria ahorraba todo lo que podía de la mesada que recibía y estaba convencida de que trabajaría a corto plazo para tener un ingreso que le ofreciera la mayor capacidad de ahorro posible.

A tan corta edad, la niña de Queensland, Australia, estuvo ahorrando dinero durante ocho años para poder comprarse una vivienda.

Cuando Maddie pudo tener un empleo legalmente comenzó a trabajar en McDonald’s, en ese entonces tenía 14 años.

Durante todo ese período ahorró cada centavo y al cumplir la mayoría de edad, empezó a buscar quién podría otorgarle un préstamo para adquirir su primera casa.

La primera solicitud que hizo fue rechazada, pero después, Maddie junto a su madre Realene, buscaron nuevas propiedades que ella pudiera comprar.

Maddie logró ahorrar aproximadamente 30.000 dólares y calificó para la primera subvención para propietarios de vivienda de Queensland en Australia, de 15.000 dólares, el gobierno federal otorga un incentivo de 25.000 dólares por la construcción.

La adolescente terminó sus estudios antes que el resto de sus compañeros de clase y en poco tiempo se convirtió en propietaria de una vivienda.

Su casa, valorada en 30 mil dólares, está ubicada en una urbanización nueva en el sureste de Queensland.

“Una vez a la semana mi madre y yo salimos y tomamos fotos de los progresos, en un pequeño lapso voy a ir construyendo cada etapa”, relató Maddie.

Todos se asombran por la determinación de Maddie, le preguntan sorprendidos cómo logró tener una casa a su edad. Ella les explica a quienes la cuestionan que sus padres no le han dado ni un centavo para su proyecto.

“Mis padres no me han dado ni un centavo”, asegura Maddie a los que presumen que logró tener una casa propia porque sus progenitores la ayudaron. Su logro se debe a su perseverancia y disciplina.

Su madre está muy orgullosa de ella, Maddie ya tiene un certificado superior para entrar a la universidad.

“Para verla brillar, para lograr más metas en la vida, sé que ella tiene mucho más. Esto es solo el comienzo”, dijo la madre.

Ellas esperan que la construcción de la vivienda termine en diciembre y en Navidad puedan estar celebrando que finalmente y contra el pronóstico de quienes pensarían que eso era imposible, su sueño se hizo realidad. Comparte su historia.

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