Saca a su hijo de la escuela e invierte todos sus ahorros para que se dedique a los videojuegos

Durante gran parte de los últimos meses, la vida de Jordan ‘Crimz’ Herzog, un adolescente de 16 años de Sudbury (Canadá), ha estado confinada a su sala de juegos donde se dedica mañana, tarde y noche a los videojuegos, específicamente a Fortnite.

Es a esa habitación donde le llevan todas sus comidas, y recibe unas pocas horas de clases académicas en línea, porque en su país es obligatorio por ley un mínimo de escolaridad.

Pero el resto del tiempo, se la pasa conectado a unos auriculares y entrenando hasta 14 horas diarias para convertirse en uno de los mejores jugadores de videojuegos competitivos del mundo.

El caso de Crimz, como se lo conoce mundialmente a Jordan en el mundo de los esports, ha sido criticado por muchos. Especialmente desde que el año pasado, su padre, Dave Herzog, que está separado de la madre del chico, decidió sacarlo de la escuela para que se dedique por entero a Fortnite, a fin de crear una verdadera fortuna.

Dave es un emprendedor y visionario precisamente en el campo de los videojuegos, y confiesa que su hijo tenía 3 años cuando él mismo le introdujo en este mundo, y visualizó desde muchos años atrás el boom que tendrían, como efectivamente lo tienen en la actualidad.

Dave ha invertido más de 30.000 dólares y todos los ahorros de la familia, en equipo de gama alta para Jordan. Incluso, ha suspendido las vacaciones familiares para no interferir con el entrenamiento de su hijo.

De hecho, su esfuerzo ya está obteniendo resultados, puesto que Jordan a la fecha ya ha ganado más de 60.000 dólares gracias a su participación en torneos, además de clasificarse para la Copa del Mundo de Fortnite, cuyo premio asciende a la no despreciable cantidad de 3 millones de dólares.

“Quiero ganar el suficiente dinero para no tener que trabajar la mayor parte de mi vida”, explica el propio Jordan.

Sin embargo, algunos cuestionan que a pesar de que Fortnite es su pasión, su manera de pensar es más una respuesta a cómo el padre ha manipulado a su hijo para su propia conveniencia.

Dave relata cómo es la jornada extenuante de su hijo: «Después de levantarse de la cama alrededor del mediodía, tiene tres o cuatro horas de trabajo escolar en línea: ciencias sobre el sistema respiratorio, pruebas estadísticas, etc. Alrededor de las 4 en punto, enciende «Fortnite», pasando una hora calentando solo antes de dedicar las próximas ocho o diez horas a la competencia».

Sin duda, lo que Dave tiene es una verdadera obsesión por que su hijo sea el mejor y por eso ha sido criticado y hasta denunciado por «abuso infantil».

Cuando se acerca un campeonato mundial, lo libera de toda distracción posible, está exento de cualquier tarea doméstica, y come frente a la pantalla de la computadora, de un plato que Dave coloca a su lado dos veces al día.

Ha habido veces que incluso enfermo le ha exigido que siga entrenando, como cuando recuerda orgulloso que su hijo clasificó para la Copa Mundial Fortnite, después de «haber devuelto dos veces sobre el teclado porque estaba indispuesto».

Algunos entendidos opinan que el aprendizaje que los niños logran desarrollar a través de la experiencia de los videojuegos puede ser más enriquecedor de lo que muchos creen, llegando a desarrollar destrezas insospechadas que los ponen muy por delante de los adultos.

Déjanos saber qué opinas de la polémica decisión de este padre que ha dado tanto de qué hablar en las redes.

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