La nobleza de una niña que perdió su cabello desde que tenía 2 años cambia muchas vidas

Paula Quinn, una amorosa madre de dos hijas, no podía imaginar que su hija sufriría de alopecia y que además tendría la valentía para reaccionar de una manera verdaderamente inspiradora. Todo comenzó cuando Rosie tenía dos años y Paula comenzó a encontrar varios mechones de cabello en la almohada. Cuando le preguntó si ella lo había hecho, la pequeña le respondió que no.

Rosie actualmente tiene seis años de edad.

El problema sólo parecía empeorar con el tiempo. Cuando habían pasado dos semanas, la pequeña Rosie ya había perdido el 90% de su cabello, incluyendo pestañas, cejas y demás.

Sus padres la llevaron al médico y allí fue diagnosticada con Alopecia. Se trata de una condición genética que hace que las personas pierdan parte o la totalidad de su cabello. Varios especialistas recomendaron muchos tratamientos, pero tras pensarlo cuidadosamente decidieron que lo mejor era no tomar ninguno.

“Ella era muy pequeña. No queríamos invadir su cuerpo con tantos medicamentos”.

Rosie siempre fue una niña muy segura de sí misma y cuando comenzó a sufrir de alopecia pareció aceptarlo sin ningún problema. Siempre estuvo de acuerdo con la decisión de sus padres y aprovecharon la oportunidad para comprar unas hermosas bufandas y sombreros.

Un año después, su actitud tan positiva cambió. Comenzó a notar que los otros niños la miraban de manera muy extraña.

Rosie intentó usar pelucas pero se sentía muy incómoda con ellas.

Fue entonces cuando a Paula se le ocurrió algo para animarla. Tomó uno de los dibujos que había hecho Rosie y lo imprimió en un pañuelo para la cabeza. El resultado fue todo un éxito. La dulce niña se sentía muy orgullosa de poder lucir su propia creación.

“Se sentó frente al espejo y no paró de sonreír durante 5 minutos”.

Ahora la gente no se acerca a Rosie para comentar sobre su falta de cabello sino para felicitarla por sus bonitos dibujos y las hermosas bufandas que ha confeccionado junto a su madre. En cuestión de meses, Rosie tuvo una idea que cambió la vida de su familia para siempre.

Quería hacer bufandas como las suyas para todos los niños que sufrieran de pérdida de cabello.

Paula renunció a su trabajo en Recursos Humanos de Google para dedicarse al proyecto de Rosie.

Crearon Coming Up Rosies, una Fundación sin fines de lucro que se encarga de imprimir los dibujos de los niños para poder llevarlos a diferentes prendas como bufandas, pañuelos y hasta capas.

Al principio se enfocaban en personas sin cabello, pero ahora ayudan a niños con todo tipo de problemas como alguna discapacidad o que se encuentren luchando contra el cáncer.

“Rosie es feliz tal y como es. Le dice a la gente: ‘No quiero tener cabello ni buscar la cura para mi alopecia. Me gusta ser calva y me gusta ser como soy’”.

Ahora, esta dulce niña se encuentra muy feliz ayudando a otros niños como ella. No utiliza sus bufandas a menos que se trate de una noche fría y adora poder compartir un mensaje que inspire a todos a tener amor propio.

Vale la pena compartir la extraordinaria iniciativa de esta pequeña. A su corta edad nos da una valiosa lección de vida.

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