Se convierten en padres de cuatrillizos tras enfrentarse al dolor de perder a sus otros hijos

April y Phil Gardner es una pareja que desde el primer momento en que se vieron cuando eran adolescentes, sabían que querían estar juntos por el resto de la vida.

Aunque eran jóvenes sabían lo que querían, comprometerse y tener una familia numerosa, así que estaban emocionados por ser padres.

La madre quería una familia más grande después de tener 3 hijos.

Desde muy jóvenes fueron padres, solo tenían 18 años cuando le dieron la bienvenida a su primera hija, Rilee, solo poco después de que Phil dejara la escuela y se uniera a la Fuerza Aérea.

Al poco tiempo comenzó a sentir calambres y náuseas que se convertirían en constantes síntomas durante largos años.

“Me despertaba por la noche con estos agonizantes dolores punzantes en la parte inferior del abdomen. A veces eran tan malos que me enfermaba físicamente”.

Al persistir los síntomas April asistió al médico donde fue diagnostica con endometriosis, una afección en la que el tejido que normalmente reviste el interior del útero crece fuera de él en lugares donde no debería estar. En ocasiones causa problemas de fertilidad.

April tuvo seis pérdidas y problemas de fertilidad antes de dar luz con éxito a sus cuatrillizos.

Esto se convirtió en un gran problema para la pareja, quien seis años después sufrió su primera pérdida espontáneo.

“Tuve un poco de sangrado y visité al médico, quien me dijo que había tenido una pérdida. Ni siquiera sabía que estaba embarazada”.

La pareja concibió poco después, en el 2002, a su segundo bebé, otra niña a la que llamaron Whitlee. Cuando la niña tenía tres años pensaron en darle un hermano, pero nunca imaginaron que pasarían 11 largos años para que pudieran tener un tercer bebé.

Si bien April quedó embarazada en el 2005 volvió a sufrir otra pérdida espontánea cuando solo tenía 8 semanas de gestación. April comentó:

“No puedo explicarlo. Me desperté un día con la extraña sensación de que algo andaba mal, como un pavor en lo más profundo de mí. Eso duró un par de días, hasta que finalmente, no pude ignorarlo y le dije a Phil.

Fue muy difícil  pasar de estar realmente emocionada a este repentino bajón. Hubo una sensación de hundimiento en la boca del estómago cuando me di cuenta que todos los planes que había hecho no iban a ser cumplidos”.

En el 2006 April volvió a sufrir otra pérdida. No fue sino hasta que consultó un médico que finalmente descubrió que estaba teniendo un brote de endometriosis severo.

Aunque se sometió a varios tratamientos April sufrió dos pérdidas espontáneas entre 2008 y 2010.

La primera hija Rilee, de 25 años, Whitlee de 19, Jaxton de 8, y los cuatrillizos ahora de cinco años.

A lo largo de los años probó varios tratamientos de fertilidad, también le diagnosticaron síndrome de ovario poliquístico. En el 2010 tuvo su sexta perdida.

Todos los abortos espontáneos han sido iguales: la extraña sensación de que algo no está bien, luego los calambres y la sensación de hundimiento cuando te das cuenta de que el bebé se ha ido”.

En el 2012 recibió un tratamiento de fertilidad a través del seguro médico que ofrecía el trabajo de Phil.

Tras varias inyecciones, descubrió que estaba embarazada nuevamente, esta vez llevó a su bebé a término, un hermoso niño al que llamaron Jaxton que nació en febrero del 2013.

Ryker, Tallon Bowen y la única niña Berklee son niños sanos y felices.

Después de todo ese largo proceso la pareja pensó que no tendría más hijos, pero a principios del año 2015 se dieron cuenta de la gran diferencia de edad entre el pequeño Jaxton y sus hermanas, por lo que decidieron darle un hermano con quien crecer.

Cuando nacieron, sus padres les asignaron un color para poder distinguir las cosas de cada uno.

Regresaron a la misma clínica de fertilidad y April comenzó a inyectarse follistim y progesterona, quedando embarazada solo dos meses después. Pero esta vez no se trataba solo de un bebé sino de seis.

Desafortunadamente, dos de los fetos no tenían latidos, por lo que April tenía que tomar una difícil decisión.

“Los médicos me hablaron de algo llamado reducción selectiva, que básicamente sería reducir el número de bebés para salvar la vida de los que tenían más oportunidad de sobrevivir”.

Arpil y Phil habían pasado por tantas cosas que incluso lograr tener un solo bebé al final sería un milagro.

Realizada la selección, los cuatro bebés restantes se fortalecieron, todo el embarazo fue monitoreado y después de treinta semanas y dos días dio a luz a sus cuatrillizos.

Identifican a los niños por colores: Ryker es rojo, Tallon es amarillo, Bowen es azul y Berklee es rosa.

A través de una cesárea trajo al mundo a tres niños y una niña, en Baptist Medical Center East en Montgomery, Alabama en el 2015. Cada uno de los bebés soltó un pequeño llanto cuando nacieron, llenando de alivio e inmensa alegría a April.

Al nacer prematuros, recibieron oxígeno y tuvieron que permanecer en el hospital mientras se fortalecían.

La vida familiar de April es un poco caótica, pero se siente sumamente feliz.

Después de cinco semanas, los bebés fueron enviados a casa con dos días de diferencia entre ellos. Ahora son niños sanos de cinco años que han formado un vínculo inquebrantable.

“El primer año es un borrón total, no es broma, dormía unos 45 minutos por noche. Ahora en cualquier momento hay niños pequeños por toda la casa, corriendo, gateando, rodando. La vida ahora es absolutamente loca. La casa es como un circo, pero no la cambiaría por nada del mundo”.

April desea que su testimonio le ofrezca esperanza a otras parejas que enfrentan problemas de fertilidad. No te vayas sin compartirlo.

Te recomendamos