Pierde a su hija de 4 años a manos de su ex esposa y se solidariza con la madre de Anna y Olivia

El pasado 31 de mayo, Cristina Rivas, una mujer de 35 años acabó con la vida de Yaiza, su hija de 4 años en un piso de la avenida de Barcelona de Sant Joan Despí en España posteriormente atentó contra su vida y terminó ingresada en el hospital.

La progenitora de la menor cometió el crimen motivada por hacer sufrir a Sergio, su esposo y padre de Yaiza.

Según fuentes cercanas a la familia, Cristiana chantajeaba a su ex esposo para reanudar su relación amorosa. Reconoció que desde hace tiempo había pensado en acabar con la vida de su hija y la noche del 30 de mayo le administró Lorazepam.

Por la mañana, la menor no despertó, pero tenía signos vitales, así que ella la asfixió. Llamó al colegio para decir que no podría acudir porque estaba enferma y poco después tomó ansiolíticos.

El padre de Yaiza fue a buscarla al colegio, la profesora le dijo que estaba enferma y no había asistido. Intentó localizar sin éxito a su ex esposa. Llamó a su trabajo, en la unidad de farmacología de la Clínica Platón, y supo que ella los había contactado para notificar que no podría ir.

Desde ese momento, se alarmó, pensó que Cristina había huido con la niña. Advirtió a la madre de Cristina y le dijo que la denunciaría a la policía.

Le pidió al abuelo de Yaiza, quien la acompaña a veces a la escuela, fuera a su casa para localizarla. Nadie respondía, desesperado, llamó a la madre de Cristina quien se trasladó al apartamento en el que vivían su hija y su nieta.

La abuela de la menor las encontró inconscientes en su vivienda y llamó a la ambulancia, los paramédicos lograron reanimar a Cristina, pero la pequeña no sobrevivió.

Cuando el padre de Yaiza llegó y vio las ambulancias y las patrullas policiales temió lo peor, uno de los agentes le dijo que presuntamente su ex mujer intentó intoxicar a su hija y después trató de atentar contra su vida.

Le dijeron que una de las dos todavía tenía signos vitales, estuvo esperando durante más de una hora, hasta que finalmente supo que su hija había fallecido, no pudieron hacer nada para salvarla.

Todo estaba planeado

Cristina había planeado su crimen, incluso había escrito notas de sus intenciones.

El viernes 28 de mayo, el padre de Yaiza la visitó, Cristina le dijo que estaba muy enferma y que necesitaba un tratamiento médico que solo le administraría si aceptaba volver con ella.

Al día siguiente lo amenazó, se sentía celosa porque presumía que él había comenzado otra relación amorosa. La de ellos terminó hace dos años y medio.

Ella dejó cinco cartas dirigidas a sus familiares cercana, una de ellas era para Sergio.

Sergio y su familia manifestaron su molestia porque los medios de comunicación no han dado la cobertura que esperaban al caso. Una semana después, el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat emitió un comunicado de pésame.

Carta de Sergio:

Cristina confesó ante el juez que asfixió a su propia hija usando una bolsa de plástico y que después consumió pastillas que robó del centro médico Clínica Plató de Barcelona, donde trabajaba.

El padre de la pequeña se ha pronunciado para solidarizarse con Beatriz Zimmermann, la madre de Anna y Olivia, y ha dirigido una emotiva carta.

“La infancia debería ser sagrada. Yo no puedo dejar de pensar en que le he fallado a mi hija”.

“Beatriz te quiero expresar todo mi apoyo y solidaridad. Ojalá algún día sea lo suficientemente fuerte para poder ayudarte si crees que te puedo servir de alguna ayuda. Puedo imaginar el terrible dolor que sientes ahora mismo. Yo también perdí una hija el pasado 31 de mayo. Su madre no mostró ningún respeto por la vida de Yaiza y se la llevó con el único objetivo de hacerme daño.

Me lo ha hecho, sin duda. No creo que deje de sentirlo. No le importó que sólo tuviera 4 años y toda la vida por delante. Todavía tenía que aprender a nadar sin manguitos o a montar en bicicleta sin los ruedines. Tenía que soplar tantas velas de cumpleaños. Nunca había sentido tanto dolor. No creo que nunca deje de sentirlo”, dijo Sergio.

Aclaró que Cristina Rivas, al igual que Tomás Gimeno, parricida de Anna y Olivia, “también es un monstruo”.

“Todos lo son. Ahora me pregunto cómo no pude verlo”, lamentó pidiéndole perdón a su hija por haberle fallado.

“Me hubiera gustado que fuese antes el comunicado del Ayuntamiento. Hubiera preferido también que el resto de las instituciones hubieran condenado unánimemente el crimen. Muchas optaron por no hacerlo”, dijo Sergio.

“Me gustaría que se recordara que la víctima es ella. Se llamaba Yaiza y tenía cuatro años. Que se olviden de mí. Incluso del monstruo, que espero que pase cuentas con la justicia, que piensen en ella, en Yaiza”, agregó.

Resaltó que no quiere que el caso tenga lecturas políticas de ningún tipo y que quien use a los niños para hacerlas tendrá todo su desprecio.

“Que ningún otro niño sufra a manos de su padre o de su madre. Y que ninguna otra víctima caiga en el olvido”.

«Nadie y mucho menos un padre puede creerse en el derecho de poder decidir cuando acaba la vida de sus hijas. Los niños deberían ser felices. La infancia debería ser sagrada. Pero algunos no lo entienden e incluso utilizan a las personas más inocentes que existen para hacer daño a los otros progenitores. Es una lacra que debemos seguir combatiendo como sociedad. Sin relajarnos. Hasta conseguir erradicarlo. Hasta que todas las mujeres y hombres, hasta que todos los niños puedan sentirse seguros».

Sergio pidió respeto a los medios de comunicación, les solicitó que en caso de requerir imágenes del último adiós de su hija no tomaran primeros planos ni momentos sensibles e incómodos para él y su familia.

“Daría mi vida por volver a hacer un puzzle a tu lado. Te quiero y te querré siempre”.

El juez dictó su condena

Cristina declaró desde el hospital donde está ingresada, le han ordenado prisión provisional, comunicada y sin fianza.

Miles de personas se solidarizan con este caso de violencia vicaria que injustamente apagó la vida de una pequeña inocente. Comparte un mensaje de consuelo para Sergio y su familia.

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