Querían tanto tener un hijo varón que obligaron a su hija a vivir como un niño

A simple vista, Mangal Karimy, de 13 años, podría pasar por cualquier niño que vive en una pequeña aldea en el oeste de Afganistán, acarreando leña y alimentando al ganado en la granja de su padre.

Pero Mangal, un nombre que en Afganistán es de género neutro, hasta que tuvo 2 años de edad en realidad fue Madina, una de las siete hijas de Khoda Bakhsh Karimy y Amena Karimy.

Y precisamente Madina fue elegida por sus padres para que viviera la tradición afgana llamada «bacha posh», un término de Dari que se traduce como «vestido de niño».

La familia vive en la aldea de Sanjoor, en la provincia de Herat.

La pareja deseaba tanto un hijo varón, como es parte de la cultura afgana, que decidieron convertir a Madina en niño, y ahora responde al nombre de Mangal. Aunque parezca algo que en Occidente resulta extraño, cambiar la forma de vida de las hijas para que adopten costumbres de varón, está bien visto en su sociedad.

Mangal habitualmente oculta su larga cabellera en un gorro de lana y usa chaqueta y pantalones de niño.

Hace todo lo que un varón haría en su aldea: recoge leña, alimenta al ganado y ayuda en todos los trabajos fuertes de la vida del campo.

Para toda familia afgana no tener un hijo varón es motivo de deshonra y las mujeres son una carga para la familia.

Las mujeres no pueden ganar dinero para mantener a sus familias, no pueden vivir solas, obligándolas a practicar el ‘bacha posh’, según reveló la reportera a cargo de un documental que proyectó la cadena CNN.

“Amo a todas mis hijas, pero amo a Mangal más cuando le pido que haga un trabajo como ‘ir a cuidar el ganado’ o ‘llevar algo a un vecino (…) de lo contrario no hay diferencia entre ellas”, dice su padre.

Sin embargo, esa transición es temporal, y se espera que «los niños» bacha posh abandonen sus identidades masculinas una vez que llegan a la pubertad y vuelvan a vivir como niñas, algo que no siempre es fácil.

Nadia Hashimi, una pediatra afgano-estadounidense, señala que las familias lo hacen en gran parte por la superstición de creer que el niño bacha posh «cambiará su suerte, de modo que el próximo niño nacido en la familia será un niño».

Mientras que el padre de Mangal asegura que apenas tengan un varón, ella volverá a vivir como niña. Su madre, por su parte, dice que lo hicieron para que su marido tuviera una ayuda en las tareas duras del campo.

«Hice que a mi hija le gustara ser un niño para que me sirviera la comida y me diera a beber agua cuando trabajaba en el desierto», dijo Khoda.

«Sabemos que ella es una niña, en el futuro debe usar ropa de niña y casarse con alguien», agrega.

«Me gustaría volver a ser una niña cuando crezca», dice por su parte Mangal.

Cuando no está ayudando a su padre, a Mangal le gusta jugar fútbol con los otros niños y asiste a la escuela de niñas junto a sus 4 hermanas, pero lo hace vestida de niño y responde al nombre de Mangal.

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