El arte no sólo sirve para deleitar a las almas más sensibles, sino que con pruebas científicas ha demostrado ser una buena terapia para superar algunas dificultades. Un testimonio vivo de esto es el pequeño Matthew Rosa, de sólo 3 años, quien ha roto el silencio y aislamiento de su trastorno autista para vivir en sintonía con sus padres a través del arte.
Todas las mañanas, Matthew se levanta y con lienzo, pinceles y pintura en mano le pide a sus papás María Eduarda y Milton Rosa abrir la puerta de lo que él llama “su rincón del arte”.
Esta petición es casi milagrosa para sus progenitores pues antes de esto el pequeño no podía comunicarse.
Matthew sufre de trastornos de espectro autista, así que el pequeño vivía prácticamente aislado en su mente sin comunicarse ni mirar a la cara. Sin embargo, cuando empezó a interactuar con la pintura todo cambió y sobre esto quieren hablar sus padres.
“El arte ha transformado nuestras vidas. Antes Matthew no interactuaba, no miraba a los ojos, no aceptaba ser tocado, ni hablaba. Ahora, después de pintar, puede hablar, interactuar con los otros niños y obedecer los comandos necesarios para su desarrollo”, expresó su madre, María Eduarda.
Cuando su pequeño tenía 2 años y 7 meses, María Eduarda, de de 32 años, y Milton Rosa, de 36, descubrieron que su hijo era un niño con trastorno del espectro autista.
“Los primeros signos fueron cuando Matthew comenzó a retroceder, a 1 año y 9 meses. Notamos que tenía dificultades en la interacción social y que en entornos muy concurridos, por ejemplo, se sentía perseguido, asustado, no le gustaban los lugares con mucho ruido”, recordó la madre.
El niño fue diagnosticado con autismo y aunque fuese leve, necesitaría el correcto acompañamiento de la familia para que pudiese desarrollar como los demás chicos. Y de este modo lo ha hecho la pareja.
María y Milton encontraron en el arte una manera de terminar con el mundo gris de su hijo. Cada día Matthew parecía retroceder más, salir era una experiencia traumática para el pequeño así que evitaban llevarlo a fiestas y otros lugares con mucha gente.
Su madre optó por cortarle el cabello ella misma para evitar alterarlo.
Sin embargo, tras una terapia ocupacional el arte terminó por convertirse en su mejor aliado y el mundo de Matthew se coloreó de nuevo con una gran sonrisa.
“Matthew comenzó a pintar a partir de los 2 años y 9 meses. Lo llevamos a un terapeuta ocupacional y ella lo animó a comenzar a pintar con los dedos.
Pero me di cuenta de que no le gustaba pintar sobre papel, así que decidimos comprar el lienzo y, como terapia, comenzó a pintar en casa”, explicó Maria Eduarda.
El pequeño no se ha convertido en un gran artista de la brocha y a diario inicia con nuevos proyectos cada vez más ambiciosos. Cada una de sus obras es realizada de su propia inspiración, así que se ha convertido en un medio para expresar cómo él ve el mundo.
Además de lo hermosas que son sus obras, basta ver su sonrisa para comprender el milagro que el arte ha hecho en su vida.
Las obras del niño de 3 años ya se han exhibido en eventos como la Feria de Autismo Campina Grande, que se celebró este año en la ciudad brasilera. Además, se exhibieron algunos lienzos durante el «Camino de la Esencia Expoarte», una exposición que tuvo lugar en abril de este año en el Hotel Fazenda Triunfo, en Areia, en Paraíba Brejo.
“Hoy puedo decir que el arte es esencial en la vida de Matthew y también en nuestra vida. Antes de pintar estos lienzos tenía miedo de estar rodeado de personas. Ahora, incluso con sus miedos, puede hacer eso y estoy segura de que el arte fue fundamental en esta evolución”, concluyó Eduarda.
Esta madre sabe que tener un hijo autista no es sencillo, por eso decidió compartir su experiencia y la de su hijo con otras familias de niños con autismo, y de este modo demostrarle que el arte puede ser una puerta para la superación del espectro.
Por favor comparte este testimonio, la pintura podría convertirse en la aliada de una familia con un niño de esta condición.