Su cabeza duplicaba el tamaño de un balón de fútbol, solo había una esperanza para salvarlo

Un niño cuya cabeza había duplicado el tamaño de una pelota de fútbol debido a una grave condición, desafió al destino y sobrevivió a una delicada cirugía que cambió su vida.

Él se llama Muhammad Anas y es de Karachi (Pakistan), por desgracia nació con Hidrocefalia. El fluido que había en su cráneo hizo que su cabeza se hinchara hasta deformarse, los médicos anteriormente se rehusaban a operar ya que las probabilidades de sobrevivir eran muy pocas, pero sus padres estaban determinados a darle una oportunidad, por más remota que fuese.

Hace seis meses se practicó la intervención quirúrgica y los resultados fueron impactantes.

Cuando todo empezó los doctores le advirtieron a la familia de Muhammad sobre los peligros de la enfermedad, les aconsejaron rezar por la salud del pobre niño ya que inclusive escapar del dolor era muy difícil.

No querían operarlo porque los riesgos eran demasiado altos. Sin embargo, ahora podemos ver estas conmovedoras imágenes de él jugando con su papá en casa, seis meses después de la cirugía.

La hidrocefalia es una enfermedad que ataca el cerebro de los recién nacidos, y consiste básicamente en que un fluido se aloja en el cerebro de forma excesiva produciendo una presión que hace que crezca de manera irregular.

Si no se trata a tiempo, es fatal. Además de todo esto, Muhammad es un bebé prematuro y eso complicaba toda la situación, ya que era muy débil como para recibir una intervención. 

«Estábamos devastados al escuchar que no había probabilidades para él ¿Cómo los médicos eran capaces de decirnos eso? No nos dimos por vencidos», dijo su padre, Shoaib Khan.

Muhammad apenas tenía seis meses cuando le diagnosticaron hidrocefalia. «No podía abrir los ojos, no se movía», contó su madre Gula Lai, de 22 años.

«Fue la época más dura de nuestras vidas. No podía dormir, no podía comer y lloraba la mayoría del tiempo. Pero lo que más nos dolía era cuando la gente en la calle lo veía como si fuera un monstruo», continuó contando Gula.

Cuando los especialistas lo vieron por primera vez no quisieron operarlo porque era muy riesgoso, pero afortunadamente consiguieron a un equipo calificado que sí estuvo dispuesto a practicarle la intervención.

La hidrocefalia puede tratarse colocando un tubo que drena el fluido sobrante en el cerebro, y eso fue lo que le hicieron. «Había 50% de probabilidades de que sobreviviera, pero corrimos el riesgo«, dijo el neurocirujano Abid Saleem. «Su cabeza había crecido aproximadamente el doble de una pelota de fútbol»

El bebé respondió positivamente a la intervención y al tratamiento también. Todos esperaban que pudiese sanar y tener una vida saludable a partir de ese avance.

Seis meses después ha continuado bien y su cabeza ha tomado el tamaño normal para un bebé de su edad. Ahora puede comer bien, sin embargo, sigue siendo muy pequeño como para saber si tendrá secuelas mayores. «Sonríe y juega con sus juguetes», contó la mamá. Esa debe ser una alegría inigualable para una madre abnegada que ha visto a su bebé luchar por su vida.

La hidrocefalia es una enfermedad sumamente delicada y el caso de Muhammad es particular, pero afortunadamente hubo un equipo médico dispuesto a correr el riesgo y practicarle la intervención que sería básicamente su única oportunidad en este mundo.

Esperamos que ese niño siga progresando y anhelamos tener noticias pronto de su respuesta positiva al tratamiento. Sus padres son muy valientes y él también. ¡Merecen una oportunidad!

Comparte esta esperanzadora historia con todos tus familiares y conocidos. Es un milagro que merece ser reconocido por el mundo entero. ¡Fuerza, Muhammad!

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