«Me acosté sosteniendo su mano» – Su hijo de 6 años sobrevive tras ser aplastado por un auto

Para una madre, no hay un amor más grande que el que siente por su hijo. Y cuando algo terrible le ocurre, se aferra a sus creencias para buscar la ayuda que necesita en tan aciagos momentos. Una familia de Arkansas lo vivió con su pequeño hijo quien prácticamente, volvió a nacer.

Sarah Everett vive con su esposo Jason y sus siete hijos, Titus, es uno de ellos y tiene solo 6 años. Es una familia cristiana que asiste con frecuencia a una iglesia ubicada en Conway City.

Cierto día, después de haber salido de la actividad dominical que tuvieron en su templo, se dirigieron a un restaurante para almorzar en familia. Pero, justo cuando estaban entrando al estacionamiento del local, un vehículo arrolló al pequeño.

“Recuerdo mirar hacia abajo sin saber lo que vería. Corrí y allí estaba él, hablando, había sido aplastado por el vehículo”, dijo la madre.

Como es de suponerse, en estos casos, la angustia se apoderó de los progenitores. El padre del niño en un esfuerzo desesperado por intentar sacar a su hijo debajo del enorme vehículo, trataba con todas sus fuerzas de levantarlo, pero el vehículo pesaba dos toneladas.

El tiempo parecía detenerse, humanamente nada podían hacer, así que Sarah se aferró a su fe.

“Me acosté en el suelo, sosteniendo su mano, diciendo: Dios está contigo, Tito, Dios está contigo, y continuó cantando ‘Cuando tienes miedo, yo confío en Ti’”, decía la madre.

Era una situación en extremo triste y desesperante, los transeúntes empezaron a acercarse para ayudar, pero intentar levantar el vehículo era muy riesgoso para el niño.

Una camarera del restaurante ayudó a la madre, en el momento en que ligeramente fue movido el vehículo, y lograron sacar a Tito. Sin la menor pérdida de tiempo, el niño fue trasladado por el equipo de rescate al hospital más cercano.

Los médicos del centro de salud lo revisaron meticulosamente, y para la magnitud del accidente, su cuerpo presentaba quemaduras y heridas leves, pero nada de gravedad.

“Fuimos al hospital y no fue hasta el día siguiente que realmente me di cuenta de que estábamos tranquilos, que presenciamos un milagro. Es porque creces conociendo la verdad y tienes al Espíritu Santo constantemente recordando que Él tiene el control”, dijo el devoto padre.

Titus también agradecía a Dios por haberlo ayudado en ese momento tan duro que le tocó pasar, donde su vida pendía de un hilo.

Ahora el niño está bien y con seguridad le queda una hermosa vida por delante, agradecido de la nueva oportunidad que se le ha dado.

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