Escribe un obituario dirigido a los culpables de la muerte de su esposo pidiendo justicia

El pasado jueves David W. Nagy, de 79 años, falleció a causa de las complicaciones asociadas al coronavirus, a pesar de que a él no le agradaba que su esposa Stacey incursionara en la política, ella quiso denunciar su muerte culpando al gobierno de Estados Unidos.

En el obituario que le dedicó a su esposo expresó la indignación e ira que sentía hacía el presidente Donald Trump y al gobernador de Texas, Greg Abbott. Pero, además, acusó a quienes no cumplen con las medidas de seguridad para prevenir los contagios de coronavirus, a quienes calificó como “muchas personas ignorantes, egocéntricas y egoístas”, que se niegan a usar la mascarilla.

“Dave hizo todo lo que suponía que debía hacer, pero tú no. ¡Qué vergüenza! Espero que el karma encuentre a todos”, dijo la desconsolada esposa.

“Estuvimos casados durante dos décadas y ahora no estoy con él. Simplemente ha sido devastador para mí. Me molesta porque él no merecía morir. Si la gente hubiera seguido las recomendaciones, las cosas habrían sido diferentes. Pero la gente no es consciente”, dijo Stacey.

Las enfermedades de David lo convertían en un paciente de riesgo ante la pandemia, era diabético, tenía problemas cardíacos y síntomas de demencia. Así que desde que el virus se propagó en Estados Unidos, tanto él como Stacey intentaron adoptar todas las medidas posibles, no contaron con la politización de la crisis sanitaria y los ciudadanos que se negarían a acatar las recomendaciones.

El periódico Jefferson Jimplecute, publicó el obituario el pasado 30 de julio y ha sido difundido por muchas personas en las redes.

En el texto, dice que la familia de David culpa a todos los que no se tomaron la pandemia enserio incluyendo a Trump y A Abbott.

“Estaban más preocupados por su popularidad y por captar votos que por sus vidas y las de los ciudadanos”, dijo Stacey.

Asegura que el presidente del país y el gobernador de Texas no recomendaron tomar medidas preventivas anticipadamente, como el uso obligatorio de la mascarilla, por ejemplo. Según Stacey, esto favoreció los movimientos “anti mascarilla”.

“También tienen la culpa de la muerte de mi esposo las personas ignorantes, egocéntricas y egoístas que se negaron a seguir los consejos de los médicos, creyendo que su ‘derecho’ a uno usar mascarilla en lugares públicos era más importante que atentar contra la vida de personas inocentes”, dijo.

Stacey contó que su esposo sufrió una caída a finales del mes de marzo que lo obligó a permanecer en una residencia de ancianos para recibir la atención que necesitaba.

“Quería irse a casa, pero con su lesión, su estado de salud y el riesgo de coronavirus, ella y su hijo pensaron que estaría más seguro si permanecía en la residencia de mayores”, dijo Stacey.

Ella confesó que le resultó muy difícil tomar esa decisión, pero le angustiaba que si él volvía a casa pudiera contraer el virus.

Poco después restringieron las visitas en la residencia de ancianos. “Él se quedó allí y yo iba verlo, solo podía estar en la ventana y gritarle para hablar”.

A principios del mes de julio, David, enfermó y lo trasladaron a un hospital en el que dio positivo a coronavirus. Stacey comentó que los médicos lo sometieron a un tratamiento de Remdesivir, terapia de plasma, lo conectaron en un ventilador mecánico pero su estado de salud no mejoraba.

Stacey vio a su esposo a través de la puerta corrediza de vidrio de su habitación, pero las enfermeras no le permitieron entrar ni abrirla más de unos pocos centímetros para hablar con él.

“Para entonces, él estaba inconsciente, pero le dije que lo amaba y lloré. Al día siguiente, sus hijos salieron y subieron a la habitación, les permitieron verlo desde la puerta, pero no pudieron abrirla para despedirse”, relató ella.

El 22 de julio David falleció.

“Estaba muy molesta, no tenía que suceder, cada vez que lo pienso me enojo y lloro. La gente corre sin mascarillas cuando debería usarla, la gente hace de las mascarillas algo político cuando no lo es. Es la vida y la muerte. No es político. Se trata de personas”, dijo ella.

El pasado lunes supo que la imagen del obituario de su esposo se estaba difundiendo de forma masiva.

“No lo hice para que a la gente le gustara. Lo hice porque estaba muy molesta y quería que todos supieran las consecuencias de no protegerse, no usar mascarilla los convierte en asesinos, tienen la culpa no solo de la muerte de Dave sino de otras personas. Él no es el único esposo que ha muerto. Han sido miles de maridos, esposas, padres, madres y hermanos los que han muerto”, relató Stacey.

Ella no esperaba que su publicación tuviera tanto impacto, dice que a pesar de que a su esposo no le gustaba que incursionara en temas políticos, cree que está orgulloso de ella.

“Si viera las respuestas que estamos obteniendo por el obituario y mi lucha por él, creo que estaría muy orgulloso de mí la verdad. Creo que ahora mismo está sonriendo porque estoy luchando por él y por todos los demás”.

Su caso es conmovedor, sirve como advertencia para que otros puedan tomar consciencia sobre la importancia de prevenir el contagio de coronavirus para protegernos a nosotros mismos y a los demás. Compártelo.

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