En medio del pánico se ve obligada a asistir el parto de su hija en el suelo de su garaje

No hay duda de que ser abuela es un sentimiento diferente al de ser madre y aunque no tengan comparación sí se puede decir que inevitablemente se mueve por la misma fuerza: el amor. Y si de abuelas amorosas se trata hay que felicitar a Elada Moura, la abuelita de 59 años que ayudó a traer al mundo a su nieta en el piso de su garaje.

Alrededor de las 8 de la mañana del 6 de noviembre, Rafaela de 23 años comenzó a sentir un dolor intenso y entró en trabajo de parto con 40 semanas de embarazo.

Desde temprano, la mujer había ido al hospital pero la habían regresado a casa argumentando que «aún no estaba completamente dilatada».

Junto a ella estaba su madre, Doña Elada quien llamó al Servicio Móvil de Atención de Emergencia (SAMU) de Praia Grande, en la costa de São Paulo, pero no había mucho que hacer pues la criatura ya estaba en camino.

«Alrededor de las 5:00 am comencé a sentir un dolor más fuerte, pero como ya me habían regresado del hospital, no volví a ir. En la mañana el dolor aumentó y alrededor de las 8:00 am comenzó a doler aún más.

Mi madre llamó. Estaba esperando en el sofá del garaje pero a las 8:51, rompí aguas y a las 9:00 tuve que dar a luz», dijo la ama de casa.

Elada, quien es peluquera de profesión, tuvo que dejar de lado sus nervios y asistir a su hija en el parto para entregar con vida a su pequeña nieta, Esther Gabriely.

«No fue fácil el parto. Soy una persona muy sensible a la sangre, tanto que mi adrenalina llegó al tope. Pero, fue maravilloso, tuve la sensación de cumplir con mi deber como abuela. En ese momento, necesitaba actuar y vino el coraje. Parece que el chip acaba de caer ahora», dijo Elda.

Nadie podría imaginarse dar a luz de ese modo y mucho menos tener que traer al mundo a su propia nieta bajo esas condiciones algo precarias. Además, según explicó la propia Rafaela, su hijo mayor estuvo presente en el momento en que nació la bebé.

«Nunca esperábamos que fuera así. Mi madre estaba emocionada y lloraba. Fue una sensación maravillosa.

Nació llorando, pesaba más de 2 kg y 46 cm. Mi hijo observó todo el parto. Los rescatistas fueron muy buenos, me llevaron al hospital. Ya estoy en casa y estamos muy contentos», concluye Rafaela.

Nos complace saber que a pesar de las circunstancias tanto la niña como la madre están en buen estado de salud.

La bebé nació completamente sana y Rafaela no resultó lastimada durante el proceso. Parece que su mamá pudo contener sus nervios y siguió con éxito las indicaciones que le dieron por teléfono los miembros de los servicios de emergencias.

 Elada realizó con maestría la operación. Comparte esta nota y demuéstrale al mundo todo lo que puede hacer el amor de una abuela.

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