La muerte de un hijo es el peor dolor que puede existir en la vida. Simplemente no es normal, no debe ser.
Los padres que tienen que pasar por ese trago tan amargo con frecuencia tienen mucha dificultad para superar el duelo, y con razón.
Este fue el caso de esta pobre madre Carole Adler, quien perdió a su hijo de forma trágica y a muy temprana edad.
Su hijo, Taylor Thyfault era un joven excepcional, pero murió de forma prematura cuando apenas comenzaba a vivir y disfrutar su vida, con tan solo 21 años de edad.
Su hijo era un joven sencillo, muy enfocado y con una vocación al servicio inmensa.
Con tan solo 21 años el joven Taylor ya era un veterano del ejército y estaba a punto de terminar su entrenamiento de cadete con la Patrulla Estatal del Estado de Colorado.
Pero un día todo se detuvo de repente.
Taylor se encontraba en una tarea de investigación en la autopista 66 en Colorado.
Un extraño accidente automovilístico requería de su atención por lo que él y su compañero, el patrullero Clinton Rushing se dirigieron al sitio a investigar.
De repente les advirtieron que una persecución policial de alta velocidad se estaba desencadenando a pocos kilómetros y se dirigía hacia ellos.
Siguiendo el protocolo, ellos colocaron conos de control para tratar de detener al sujeto.
Pero el criminal de la persecución ignoró por completo las señales de pare y se estrelló contra ambos hombres.
Rushing quedó gravemente herido, pero Taylor murió al instante.
Un conductor de grúa que también se encontraba en la escena recuerda los momentos críticos del accidente.
Taylor salvó mi vida en el último momento, él me advirtió que me quitara del camino y salvó mi vida.
La madre de Taylor considera a su hijo como un héroe
Sé que si pudiera decidir, él lo haría igual todo otra vez, porque así era él. Dispuesto a sacrificarse por otros. Él vivía, soñaba, respiraba para ese momento.
La pena y el dolor de esta madre nunca la abandonan.
Ella sabe que ella fue la última persona a quien su hijo le mandó un mensaje de texto.
Ellos siempre estaban en comunicación durante el día.
Entrenaban juntos y además tenían la rutina de tomar un café juntos todos los viernes por la mañana.
Cada día es como un golpe nuevo cuando pasa algo y no puedo contarle, no puedo enviarle un mensaje, no puedo saber de él.
Nosotros eramos así de unidos, él era mi vida.
Varios días después de la muerte de su hijo, Carole sintió la necesidad de enviarle un mensaje de texto.
Ella sabía que sería una conversación unilateral pero solo sentía que debía decirle que lo extrañaba muchísimo, que lo amaba con todo su corazón y que aún lo sentía a su lado.
Aunque no estaba esperando ningún tipo de respuesta, Carole pronto recibió un mensaje.
Resulta que la línea de su hijo ya había sido re-asignada a un oficial de policía del condado de Greeley.
El sargento Kell Hulsey notó cuando los mensajes comenzaron a llegar pero pensó que se trataba de un caso de número equivocado.
Él siguió ignorándolos hasta que una ocasión, tarde en la noche recibió un mensaje que lo hizo pensar en alguna forma de responder de inmediato.
“La necesidad de hablar contigo es muy fuerte esta noche. Te extraño hijo, tanto. Quisiera poder verte y escuchar tu voz. No quiero que estés lejos de mí.”
Él se identificó y le dijo: “Creo que tus mensajes no están llegando a donde tu esperas. Soy el Sto. Kell Hulsey del Departamento de Policia de Greeley”
Carole se identificó y le contó la historia de su hijo.
El Sto. Hulsey se ofreció a dejar esa y pedir una nueva línea, pero Carole le dijo que por favor no lo hiciera.
Ella estaba honrada de que un hombre que tenía el trabajo soñado de su hijo ahora tendría su número telefónico.
Para el Sto.Hulsey esta fue una historia que resonó mucho en su interior. No pudo evitar recordar cómo era él mismo cuando empezó con su trabajo y la pasión que sentía por realizar esa labor de servicio.
Él recordó al joven entusiasta, emocionado y dispuesto a realizar su trabajo aunque pudiera resultar muy amargo en algunas ocasiones.
Gracias a esa conexión, el Sto. Hulsey encontró nuevas energías y una renovada fe en su vocación que le permitieron continuar con su carrera profesional.
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Él ahora siente que Taylor está allí para él, es su ángel guardián y su madre quien en ocasiones le escribe deseándole un feliz día y recordándole que se cuide mucho en su labor.
Una de las grande metas de Taylor fue salvar una vida, y su madre está orgullosa de que al final su hijo pudo lograr su sueño.
Comparte esta emotiva historia, siempre puede salir algo positivo entre las cosas más graves; solo hay que mantener la esperanza.