Ella creía haber rescatado a «3 lindos gatos», pero su nieto se percató del error

Desde pequeños nos dicen “haz el bien sin mirar a quién” porque todos somos iguales y merecemos el mismo trato y afecto pero eso no significa que seamos parecidos físicamente pero para esta señora en Kansas quizás una falla en la vista afectó un poco este concepto.

En una casa en Kansas, Estados Unidos, la abuela de Eric Hertlein adoptó a tres gatos callejeros que se la pasaban por su garaje y pórtico, al tiempo permitió que los felinos entraran a la casa a descansar, a estar en un sitio más cómodo y cálido con un poco más de comida.

Un día su nieto Eric, fue a visitar a su abuela y ella les presentó a los tres gatos que le hacen compañía pero Eric no pudo evitar notar que uno de los acompañantes de su abuela no era un felino, era un marsupial, específicamente una zarigüeya.

Todo ese tiempo la abuela de Eric cuidaba a dos gatos y a una zarigüeya sin que ella se diera cuenta. “Ella me aseguró que era uno de sus gatos y le dije que no era lo que ella pensaba que era”, cuenta Eric de manera graciosa.

Al enterarse de la situación, la abuela se sorprendió porque no había notado la diferencia y le comentó a su nieto que no le importaba mucho que fuera otro tipo de animal, de hecho, se encariñó con sus «tres gatos», es decir, con sus dos gatos genuinos y el gato impostor a quien incluso le puso nombre, a la zarigüeya lo llamó Tete.

¡Bueno, todavía no me ha molestado, así que estoy de acuerdo con que él esté aquí!”, comentó la abuela de Eric.

El inusual caso Eric no lo dejó pasar y lo comentó en su cuenta de Twitter junto a una fotografía diciendo: “Mi abuela ha estado cuidando de una zarigüeya estos últimos meses pensando que era solo otro gato”, y ese tweet se ha vuelto viral generando más de 110 retweets y 300 reacciones. Es una imagen muy graciosa.

En la foto se puede ver a Tete en la cálida y acogedora cama de gato y también a los dos gatos que acompañan a la abuela de Eric, parece que la relación de todos es muy buena.

Eric aprovechó en contar que Tete estaba merodeando en el pórtico de su abuela desde que era un bebé, posiblemente quedó huérfano, afortunadamente su abuela le brindó comida y abrigo cuando más lo necesitó.

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