El empleado de un Subway cuenta la emotiva historia del humilde anciano que quería un ‘pancito’

Resulta difícil imaginar la verdadera bondad sin reconocer en ella la humildad, sencillez y respeto hacia la dignidad del otro.

Un acto de bondad puede estar representado en una pequeña acción que quizás implique poco esfuerzo o no cueste nada pero que para otra persona significa un gran evento en su vida.

Arnulfo Valenzuela, un joven de Veracruz nos presenta el relato de una noble acción que fue inesperadamente retribuida con agradecimiento y amor.

Arnulfo, contó en su perfil de Facebook que trabaja en la sucursal de Tejería de la cadena de Subway, famosa por vender sándwiches hechos al gusto del cliente.

Yo trabajo para poder pagarme mis propias cosas (no me gusta pedir dinero a mis padres) hace dos semanas, de la nada, llegó este señor preguntándome en cuánto sale el subway más barato, ya que no tenía mucho dinero para comer, pues por su avanzada edad no conseguía trabajo”.

«Me dijo que para cuál ‘pancito’ (le dice pancitos a los subways) le alcanzaba con ese dinero».

Menciona que el señor le dio un puñado de monedas, en total 15 pesos (0,68 euros), por lo que regresó el dinero a su dueño y le dijo que la casa invitaba, se puso de acuerdo con sus compañeros para tomar de las propinas los 35 pesos (1,60 euros) para pagar lo que cuesta el sándwich más barato.

«Comencé a prepararlo y él no dejaba de sonreír y agradecer», le insistía que no era nada.

Al terminar le dio la mano y se fue.

El joven continúa diciendo que el señor había regresado. Ese día esperó afuera sentado a que abrieran el local para pedirle que le calentara un plato de comida que traía consigo para desayunar.

Le respondió que con gusto le calentaba su comida, que eso no se lo cobraría.

El señor puso 10 pesos en la caja de propinas, Arnulfo agradeció diciendo que no tenía por qué hacerlo.

Su nuevo amigo le comentó que había conseguido trabajo con unos verduleros, no le pagaban mucho pero le daban comida.

“Hoy voy a comer unos huevitos y una torta. También me dan ropa para vestirme, bien bonita la ropa (Me lleno de calidez verlo sonreír mientras me cuenta)”.

El mismo día del segundo encuentro, el hombre volvió para regalarle sus últimos dos aguacates que le había prometido.

Con ojos llorosos le dijo: “Nadie me había dado de comer el día que había venido con poco dinero por un pancito. A pesar de tu imagen grande y fuerte, me ayudaste más que cualquier persona normal”.

Agradecido le dijo que sabía lo que era no comer, “así que vamos a vivir y disfrutar de las buenas personas”.

Bueno, por donde comenzar…Yo trabajo en un subway para poder pagarme mis propias cosas (No me gusta pedir dinero a…

Publiée par Arnulfo Valenzuela sur Mardi 19 février 2019

Usted me dio de su comida, ahora déjeme compartirle de la mía. Le pagó de su dinero un subway y se lo entregó. Otra vez le dio mil veces las gracias y le dijo que cuando tenga dinero, vendrá a comprarle uno si Dios le daba salud y vida…

“Señor, donde quiera que esté, nunca deje de salir adelante, y muchas gracias por mostrarme que aún existen personas agradecidas como usted, mucha suerte en su vida, y aquí estará su amigo el de los Pancitos por si algún día se queda sin trabajo”, escribió.

Como decía Platón: “Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro”. Compártelo.

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