Le cortaron parte del cráneo y casi pierde la vida por consumir bebidas energéticas

La dramática historia del joven que perdió la mitad de su cabeza por tomar demasiadas bebidas energéticas conmueve al mundo.

Austin se había casado con Brianna y estaban esperando un hijo. Sentía que debía rendir bien su trabajo y para hacerle frente a las tareas diarias, tomó una muy mala decisión. Decidió comenzar a tomar bebidas energéticas para estar despierto y tener energía.

Pero cuando faltaba poco para que Brianna diera a luz, se descompensó. Más tarde, en el hospital, confirmaron que el joven había tenido un derrame cerebral y los médicos hicieron todo para salvarlo.

Austin y Brianna, en una de sus rutinas cotidianas del tratamiento.

Después de varias horas en cirugía Austin quedó en coma. Los médicos realizaron múltiples análisis y descartaron las drogas, a la vez que determinaron que el joven había desarrollado el terrible hábito de tomar en exceso bebidas energéticas.

Pero durante su estadía en el hospital con más tratamientos y cirugías, el joven siguió experimentando convulsiones y accidentes cerebrovasculares; que finalmente llevaron a que Austin quedara con un agujero en la parte delantera del cráneo.

Brianna nunca se imaginó que le tocaría vivir. Corría riesgo de perder al amor de su vida y de tener que hacerle frente a la maternidad sola.

Durante meses, las bebidas energéticas fueron minando, silenciosamente, la salud de Austin.

“Estar embarazada debería ser uno de los viajes más increíbles a los que te embarcarías. Estás creando una nueva vida. Sientes un amor incondicional de alguien que no has conocido” describe Brianna sobre esos momentos de su vida.

“Austin y yo estábamos tan emocionados de conocer a nuestro pequeño hijo. Llevarlo a casa. Convertirnos en una familia.

Nunca me imaginé que cuando me fuera a dormir esa noche, iba a sentir que mi mundo colapsara en horas.

Todavía recuerdo cuando mi suegra despertándome esa mañana. ‘Austin tuvo un accidente’ me dijo”.

Brianna no puede imaginar su vida sin su marido.

En las dos semanas siguientes Brianna estuvo viviendo en el hospital, cuidando a su marido junto a sus suegros. Lo vieron ser sometido a dos cirugías cerebrales, tener convulsiones y otras complicaciones. Pero sobrevivió a todas y cada una de ellas.

Y así llegó la fecha en que el pequeño bebé tenía que nacer.

“No voy a mentirle a nadie. Fue muy duro. Había planeado que Austin fuera parte de este momento fundamental. Que estuviera a mi lado. Sosteniendo mi mano. Que estuviera para cortar el cordón. Que estuviera para darle la bienvenida al mundo a nuestro hijo. No me sentía bien….” describe la joven sobre el día del parto.

“Pero un milagro maravilloso sucedió cuando paría a nuestro hijo. Austin se despertó. Aunque pasó una semana para que pudiera verlo. Pensaba en él todos los días. Lloraba mientras miraba a mi hijo que se veía igual a su papi”.

La recuperación es lenta, pero a ellos no les importa.

La familia está completa.

A la semana de haber nacido el bebé, Brianna pudo volver a visitar a su marido, pero aún no podía llevar al bebé. Fue un proceso difícil, pero dos meses más tarde el joven por fin dejó el hospital y conoció a su hijo, que por todo este tiempo había estado prácticamente al cuidado de los suegros.

La vida de esta pareja cambió por completo, y ahora Brianna cuida a su bebé y a su marido discapacitado; lo ayuda con su rehabilitación, con su higiene personal y alimentación.

A pesar de todo están felices de tenerse el uno al otro y de poder compartir la crianza de su hijo. Es una historia conmovedora, un ejemplo de lucha y perseverancia.

Austin despertó en el momento en el que su hijo nació.

“No es el mismo hombre del que me enamoré, pero me sigo enamorando cada día. Estamos luchando para su recuperación. Para hacer mejor su vida. Un día vamos a lograrlo” dice esperanzada Brianna.

“Hasta entonces, no vamos a dejar de batallar. Porque el amor es desinteresado y lo amo más que a mí misma”.

¡Comparte la increíble e inspiradora historia de Austin y Brianna!

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