Cumplía cadena perpetua por el hurto de 50 dólares pero un juez decidió darle una oportunidad

En 1983, Alvin Kennard fue sentenciado a cadena perpetua por robar 50.75 dólares. Se trataba de la cuarta ocasión en que era llevado frente a la justicia, así que el juez se basó en la Ley de Delincuentes de Delitos Habituales para dictar la pesada sentencia que cambiaría su vida para siempre: cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

El robo fue perpetrado en una panadería llamada Highlands Bakery.

En el paso de tres décadas las leyes en Alabama han cambiado notoriamente. Hoy en día, alguien en la situación de Alvin no podría recibir más de 20 años tras las rejas así que sus abogados comenzaron a litigar por una nueva resolución en su caso.

“Está abrumado con esta nueva oportunidad”.

Ahora el caso cayó en manos de David Carpenter y tras realizar el debido juicio se decidió que Kennard sería liberado de inmediato. Sus familiares y equipo de abogados quedaron completamente impactados ya que Kennard realmente se había resignado a pasar el resto de su vida en tras las rejas.

Kennard fue sentenciado con apenas 22 años de edad.

Para la resolución del caso tuvo un papel muy  importante el hecho de que Alvin había tenido un comportamiento ejemplar e incluso se había dedicado a formarse y a dar lo mejor de sí en sus actividades tras las rejas.

“Lo extraordinario de Kennard es que incluso cuando pensó que iba a estar en prisión para siempre, supo cambiar su vida”.

Ahora, con 58 años, Alvin podrá volver a comenzar su vida. Jamás pensó que algo así podría sucederle y está dispuesto a aprovechar al máximo esta inesperada oportunidad.

Alvin está planeando trabajar como carpintero y dedicarse honradamente para ayudar en el sustento de su familia.

Su abogada, Carla Crowder, ha querido aprovechar este caso para crear conciencia sobre muchos otros presos que se encuentran en la misma situación de Alvin pero sin contar con la ayuda legal que necesitan.

“Es injusto que hayan personas que tengan que cumplir condena toda la vida y sin libertad condicional por haber cometido delitos no violentos

.

En los hurtos que había realizado anteriormente, Kennard nunca hirió a nadie pero sí llegó a obtener de manera ilícita una cantidad notable de bienes personales. Pasados 36 años de condena, asegura que estas tres décadas le han servido para reflexionar y está consciente de que su estilo de vida no era el apropiado.

“Quiero pedir perdón por lo que hice. Me equivoqué. Yo asumo la responsabilidad por lo que hice en mi pasado”.

Para muchos, la nueva sentencia se trata de algo verdaderamente justo. Otros se encuentran debatiendo si realmente se debió retomar su caso tras haber sido reincidente en más de tres ocasiones.

¿Qué opinas de la inesperada libertad que ha recibido Kennard? Comparte esta historia que ha dado tanto de qué hablar.

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