Condenan a una mujer por matar a su esposo para «cobrar el seguro y heredar sus bienes»

Cuando se hacen los preparativos para un matrimonio todos con gran entusiasmo esperamos escuchar aquella famosa frase “hasta que la muerte los separe” una enigmática frase que supone sella el amor de dos personas para toda la vida.

Sin embargo, la manera como Tim se separó de su esposa no era la que ninguno de sus amigos y familiares esperaba.

El matrimonio de Tim y Larissa terminó en una verdadera tragedia.

Larissa no encajaba en la vida de una mujer de hogar, sus ansias por llevar una vida descontrolada y de libertinaje hacían que sus salidas fueran más frecuentes y haciendo que la vida de su esposo fuera un estorbo para ella.

Finalmente, la pareja se separó. 

Para Tim, fue un gran golpe en su ya devastada vida, toda su dedicación para tener un hogar ejemplar se redujo a una simple habitación que más que ser algo acogedor para ese momento significó una abrumadora soledad.

El imperioso silencio atormentaba la mente de Tim.

Larissa pronto comenzó a dejar mensajes de voz amenazantes y abusivos en el teléfono de Tim, quien no dudó en grabarlos para usarlos como evidencia de ser necesario.

Eres un cobarde, no tienes pantalones. Espero que te quemes en el infierno uno de estos días. Cuida tu vida, podría sucederte algo, un accidente, por ejemplo”.

Después de unos meses Larissa le confesó a su manicurista que instó a su hijo para que robara pertenencias del condominio de Tim porque su hijo «haría cualquier cosa por ella».

El temor de Tim por su vida había llegado a nivel de estrés y desesperación.

El 10 de julio de 2003, Tim tenía previsto encontrarse con un amigo para el desayuno, y nunca apareció. Tampoco fue a recoger a su hijo en su antigua casa.

Ante la desaparición de este hombre Larissa fue trasladada a la estación de Policía para ser interrogada, pero alegó no saber nada de Tim. Sin mucha preocupación Larissa se fue de vacaciones con su hijo.

Uno de los empleados de Larissa fue interrogado en la estación de policía. Se esperaba que alguien cercano a ellos pudiera dar una pista o detalle de la extraña desaparición de aquel hombre tan predecible.

Inicialmente negó cualquier participación en la desaparición de Tim, pero durante el interrogatorio, James confesó que él y Larissa lo habían asesinado. Ella le había ofrecido dinero para hacerlo.

James confesó que el 9 de julio ella lo persuadió para que abriera la puerta y le disparó con una pistola paralizante. Luego lo llevó a su casa con un trapo empapado en cloroformo. Posteriormente ataron sus manos y pies.

Metieron su cabeza en un recipiente con ácido clorhídrico. James dijo que los vapores eran tan fuertes que le quemaron los pulmones. Esta asesina le cortó los pies con un serrucho.

No sé cómo pude ayudar a alguien a hacerle tanto daño a otra persona, la manera como murió Tim solo puede ser planeada en una mente tan maliciosa como la de Larissa”.

La pareja había firmado un plan de fideicomiso activo en 1999 que establecía que, si Tim moría antes que ella, esta heredaría sus ahorros para la jubilación, cobraría su seguro de vida y recibiría la mitad de sus activos compartidos.

La manicurista de Larissa, Terri López, declaró en la corte que esta asesina expresaba su deseo de que Tim estuviera muerto. Confesó que recibió una llamada de Tim un poco antes de su muerte.

Temo por mi vida, si algo me sucede, no será un accidente. Sabes de lo que ella es capaz”.

Tanto James como Larissa fueron sentenciados a cadena perpetua sin libertad condicional.

Durante el juicio, la hija de Tim, Kristen, subió al estrado y en una mirada fija a su madre le dijo que era una desgracia para la familia.

Rezo para que estés obsesionada por la noche con la imagen de mi padre luchando por sus últimos momentos de respiración en la tierra».

El dolor de Kristen es algo que le llevará tiempo superar.

Es muy lamentable que existan personas tan aberrantes.

Lifedaily

Comparte esta terrible historia, no podemos subestimar las expresiones que confirman cuando una mente está enferma.

Te recomendamos