Causa conmoción al saltar desde un avión a los 103 años

Después de cierta edad uno no se preocupa por quien venga o por quien se vaya, uno simplemente se preocupa por ser feliz. Y esto lo sabe muy bien Al Blaschke, un abuelo de 103 años de edad y un verdadero rebelde radical que decidió mostrarle al mundo lo que significa tener agallas, de verdad.

El increíble anciano aprovechó la fiesta de graduación de sus nietos para hacer una espectacular entrada nada menos que en paracaídas, rompiendo el récord de la persona más longeva del mundo en practicar este deporte extremo.

Si a muchos jóvenes y no tan jóvenes nos aterran las alturas y la sensación de vacío, a este valiente hombre de la tercera edad más bien pareciera rejuvenecerlo. Desde hace 3 años, cuando el tejano cumplió 100 primaveras decidió que tendría el coraje de cumplir el sueño de su vida y así lo hizo para repetir la dosis de adrenalina este año.

“Terminó cayendo en el gusto y decidió repetir la dosis este año, rompiendo así su propio récord y obligando al libro de récords a hacer una pequeña actualización”, afirmó su nieto.

Así fue, Al Blaschke hizo agregar su nombre al Libro del Récord Guinness Mundial en 2017. Por su parte, para Thomas Hughes, el profesional que acompañó su salto, este fue el punto culminante de su carrera como paracaidista:

“Al es realmente una leyenda y un gran ser humano. Saltar con él fue uno de los mejores momentos de mi carrera de paracaidismo”, dijo con orgullo.

La verdad es que no es frecuente ver este tipo de maniobras realizadas por una persona de tan avanzada edad, lo que significa que cuando de coraje y emoción se trata, no importa la cronología.

Por eso, en el gran día del salto, varias estaciones de televisión estuvieron presentes para reseñar la hazaña. A decir del propio Blaschke, el salto es en realidad una forma única de celebrar la vida misma.

“Estoy emocionado de ver a mis nietos allá arriba. Este es mi sueño. Nunca pensé que estaría por tanto tiempo”, dijo el abuelo a uno de los periodistas.

Definitivamente, esta historia nos muestra que la juventud no es un tiempo de vida, es un estado del espíritu. Con la edad no solo se gana un rostro arrugado, sino la capacidad de ser fuerte y resistente, así como la nobleza de quien contempla el devenir y sus acontecimientos con la madurez reflejada en las marcas de expresión.

No podemos lamentarnos de cumplir años, eso sería una locura. Y si no, preguntémosle a nuestro protagonista. ¿Cómo va a apagarnos el hecho de tener la oportunidad de vivir?

¿Que cuántos años se tiene? ¡Eso no importa! Hay que tener siempre los necesarios para perder el miedo y llevar a cabo nuestros más preciados sueños y anhelos. Comparte esta maravillosa historia con tus familiares y amigos.

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