Su bebé no paraba de reír y la causa era un tumor que crecía en su cerebro

Un recién nacido siempre es motivo de felicidad y ternura, más aún cuando el pequeño decide regalarle una angelical sonrisa a sus familiares. De forma natural, la risa está asociada a algo positivo y cuando un bebé sonríe los padres se alegran porque lo consideran un niño feliz. Sin embargo, la sonrisa de un recién nacido ocultaba la evidencia una noticia fatal.

Jack Young de North Somerset, Reino Unido, comenzó a reírse dos semanas después de su nacimiento. Sus padres Gemma y Ed creían que su hijo era un pequeño evidentemente feliz. Sin embargo, el asunto perdió el control en el momento en que Jack comenzó a experimentar ataques de risa sin ningún motivo aparente.

Los padres se preocuparon aún más cuando el pequeño estuvo 17 horas riendo sin parar.

Lo que era una expresión de felicidad se convirtió en la antesala de una perturbadora noticia: la risa de Jack era causada por un hamartoma hipotalámico, un tumor cerebral benigno. En ese momento Gemma y Ed se desplomaron y la constante risa del niño tuvo explicación.

«No hubo descanso de eso, el sonido de la risa era constante y durante mucho tiempo no teníamos ni idea de por qué», dijo Gemma, la madre de 32 años.

Después de su nacimiento, en el 2014, Jack empezó a reírse incluso en sus horas de sueño pero los padres consideraban que era algo normal. De forma contraria, los médicos explicaron que las risas eran provocadas por convulsiones gelasicas raras. Estas suelen sucederle a uno de cada 1000 niños con epilepsia y llegan a implicar repentinos estallidos de energía, los cuales se manifiestan en forma de risa o de llanto.

«Para ser honesta, sólo pensamos que estaba muy feliz todo el tiempo. Era una pequeña risita, pero parecía seguir y seguir, como un disco en repetición», dijo Gemma.

No fue sino hasta las 6 semanas que un visitante de salud notó que algo podía andar mal con la risa de Jack. Gemma se sintió un poco molesta, pues no consideraba que hubiese algo malo con su bebé. No obstante, al visitar a su médico de cabecera la mujer se sintió avergonzada por no notar que algo andaba mal desde un principio.

La risa de Jack resultaba perturbadora pero el médico tampoco supo en primera instancia a qué podía deberse. Por esa razón, remitió al pequeño a un neurólogo en el Bristol Royal Hospital for Children. Después de someter al niño a un escáner de IRM, su familia pudo conocer la verdad.

«El médico dijo que tenía un hamartoma hipotalámico, lo que significa que tenía un tumor cerebral benigno del tamaño de una uva en la base de su cerebro que causa convulsiones gelasicas (gelastic significa» risa «en griego)”, comentó la madre.

Esta rara condición no se interpuso en el normal desarrollo del niño. Jack comía y caminaba con normalidad a pesar de sus constantes ataques de risa. Ante el diagnóstico, el niño fue sometido a una intervención quirúrgica para extirpar el tumor y evitar posibles complicaciones en su vida futura. Afortunadamente, la cirugía se desarrolló sin complicaciones a pesar de la corta edad del pequeño.

En la actualidad, Jack tiene 4 años y sigue sonriendo aunque ya no presente las convulsiones que le provocaban la hamartoma hipotalámica. Como es normal, ahora sus risas son causadas de forma natural por su alegría y momentos de diversión. Sus padres se encuentran agradecidos con los doctores que lo atendieron, pues le dieron la posibilidad de tener una vida normal como cualquier otro pequeño.

Los niños siempre requieren extremo cuidado y observación, pues no pueden expresar por ellos mismos lo que sienten. Por esa razón es importante que los padres estén alerta ante cualquier situación irregular. Comparte esta nota y ayuda a alertar a otros padres sobre esta rara enfermedad.

 

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