El deseo que Ana Julia repetía: «Tranquilo mi amor, cuando aparezca Gabriel nos vamos a casar»

Ana Julia actuó desde el 27 de febrero, día de la desaparición de Gabriel, manifestando expresiones de dolor ante toda la familia, amigos y vecinos que buscaban desesperados al niño que iba a jugar a casa de sus primos, pero nunca llegó.

Durante 13 días ella simuló sentir piedad por la pérdida de Gabriel, pedía a su presunto raptor que lo devolviera y lloraba supuestamente conmovida alegando que el niño era un ángel y que nadie podría hacerle daño.

Mientras participaba en los operativos de búsqueda encontró la camiseta que usó Gabriel el día que se le perdió la pista, ella la mantuvo oculta y la colocó en el lugar para despistar la investigación.

Pero además de colaborar, ella repetía constantemente a su pareja que cuando apareciera el niño se casarían.

“Tranquilo Ángel, cuando el pequeño Gabrielito aparezca y todo esto acabe, nos vamos a casar”.

La autora confesa del asesinato de Gabriel reiteró su deseo de contraer matrimonio con su pareja, e insistía con frecuencia.

Con una postura fría y calculadora, ella acariciaba a su pareja, lo miraba a los ojos, lo besaba y le decía que quería que pasaran por el altar.

“Todo va a salir bien mi amor, y luego nos vamos a casar”, relató un testigo que es familiar directo de Ángel, padre de Gabriel.

Durante los últimos días de la búsqueda, el padre de Gabriel tenía la mirada perdida, Ana Julia le administraba un ansiolítico y él ya sospechaba de ella tal como se los comentó a los agentes de la Guardia Civil.

A Ángel no se le podía quitar de la cabeza que Ana estaba junto a su hijo el día que lo vieron por última vez, también le pareció muy extraño que hallara la camiseta en una zona que previamente había sido rastreada. Además, la actitud de Ana a veces se mostraba exagerada, incluso parecía estar más afectada que los padres de Gabriel, aunque su relación con el niño no era buena.

Se presume que el móvil del crimen fue emocional, Ana intentó convencer a su pareja de que la acompañara a República Dominicana, su país natal, pero él se negó asegurando que no se separaría de su hijo.

Ella no era capaz de asimilar que su pareja le restara atención en beneficio del niño.

Cuando Gabriel estaba los fines de semana junto a su padre en Vícar, salía con Ana a pasear el perro, “se les veía felices juntos”, aseguró un vecino.

“El padre siempre lo traía los días que le correspondía según el régimen de visitas, la custodia de Gabriel la tiene su madre desde que se separaron hace un año y medio. A veces Gabriel jugaba en la calle con mis dos hijos”, comentó una vecina.

“Era un cielo. Todo amor. Tenía una imaginación increíble, siempre fabulando. ¡Qué pérdida tan grande!”, dijo la vecina llorando!

El cinismo de Ana causa indignación en todo el país, ella ofrecía entrevistas en los medios de comunicación, incluso aseguró: “Yo tengo la esperanza de que Gabriel va a aparecer con vida, de que nos lo van a devolver”.

EP

Es impresionante cómo pudo ser tan fría y despiadada durante los 13 días que mantuvo oculto el cuerpo de Gabriel, el «pescaíto» que no merecía sufrir así y que todos llevaremos en el corazón. Compártelo.

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