Se queda desconcertada al ver a la empleada del supermercado con su hijo con Síndrome de Down

A veces conocemos personas que con sólo mirarlas comprendemos que formarán una parte fundamental de nuestra vida. Allyson es la madre de Charlie, un niño con Síndrome de Down y suele tener una vida muy ajetreada para poder brindarle a Charlie todo el amor y atención que necesita.

Charlie acaba de cumplir dos años.

Todos los jueves Allyson se dirige a su supermercado a realizar las compras de la semana. Se trataba de una diligencia más en la semana, pero gracias a alguien muy especial ahora es una de las actividades favoritas del pequeño Charlie. Cuando se encontraban pagando sus compras, una empleada llamada Erin no pudo evitar notar que Charlie tenía los rasgos de una persona con Síndrome de Down.

Sentí una conexión cuando lo miré a los ojos”.

Decidió preguntarle a Allyson y con mucha alegría le explicó que ella misma también tenía síndrome de Down. Desde el instante en que se vieron Charlie y Erin supieron que se convertirían en mejores amigos. La primera vez sólo tuvieron tiempo de intercambiar unas cuantas palabras, pero la semana siguiente Charlie ya se encontraba impaciente por reencontrarse con su nueva amiga.

Erin trabaja en una sucursal de la cadena de supermercados Kroeger.

Ahora se ha convertido en una hermosa tradición. Charlie cuenta los días para ir de compras con su madre y dar una divertida visita a Erin. Mientras Allyson hace las compras se encuentra muy tranquila sabiendo que su hijo pasará un rato feliz con su amiga.

Ahora Allyson solo hace mercado los martes porque ese día trabaja Erin.

A veces el pequeño ayuda a guardar las cosas en las bolsas y otros días recibe un divertido paseo en los carritos de mercado haciendo un recorrido por todos los pasillos del lugar.

“Puedo encontrarme del otro lado de la tienda pero cuando ella me ve, me saluda y se acerca. Es muy amable con todas las personas, no solamente conmigo”.

Allyson se encuentra sumamente feliz de que Erin forme parte de sus vidas y espera que su hijo comprenda que en el futuro también podrá tener un trabajo y lograr cualquier cosa que se proponga en la vida.

“Cuando veo a alguna persona con necesidades especiales teniendo un trabajo estable, se convierte en una fuente de inspiración para mí y para mi hijo”.

Ahora Allyson y Erin se han convertido en los mejores amigos y han convertido el día de compras en una tradición sumamente especial.

El gesto de esta empleada demuestra que la amistad no tiene límites y que las personas con Síndrome de Down vinieron al mundo para inspirarnos a ser mejores seres humanos. Compártelo.

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