Acusan al humilde anciano que sale a vender dulces para sobrevivir en la cuarentena

La cuarentena ha sido la estrategia más utilizada para evitar la transmisión del COVID-19, pero muchas personas han tenido que evadirla para buscar el sustento diario. Es el caso de un anciano en El salvador que pide maíz y frijoles para no salir a arriesgar su vida en la calle.

Todos están siendo afectados con la pandemia, pero la situación empeora cuando no se cuenta con recursos económicos. Los abuelos como parte de la población más vulnerable al contagio, requieren permanecer en sus casas, pero no todos pueden hacerlo.

Carlos Gilberto González es un ancianito de 79 años, vive solo en su humilde vivienda de bahareque y lámina reciclada ubicada en el cantón Espino Abajo; cerca del penal de máxima seguridad Zacatraz, en el Municipio de Zacatecoluca de La Paz.

Sale todos los días rompiendo el confinamiento para tratar de vender sus dulces, y obtener por lo menos dos dólares para comprar algo que poner en su mesa.

El transporte público es casi nulo; y a don Beto, como le dicen quienes lo conocen, le toca caminar hasta diez kilómetros diarios. Y lo peor es que casi siempre regresa a su humilde hogar sin ventas.

«Pero qué mal, no se vende nada«, ha dicho el indefenso anciano.

Los militares y policías le han aconsejado con respeto que se quede en casa, pero el longevo hombre les conmueve el corazón con su respuesta.

Vive solo, no cuenta con ninguna pensión y para colmo no corrió con la suerte de recibir los 300 dólares que el gobierno entregó como apoyo económico para alimentación en la emergencia.

“Si tuviera maíz y frijoles, me quedaría descansando en mi hamaca”, expresa el humilde ancianito.

Al septuagenario no le agradan los agentes municipales de la alcaldía de Zacatecoluca, los considera poco comprensivos, no le permiten que se acerque a los parques con sus dulces.

Don Beto fue a algunas oficinas públicas a preguntar la razón de que no le hayan asignado el subsidio económico. Al parecer se les otorga a quienes cuentan con subsidio de gas propano y electricidad, y eso no está a su alcance.

Su situación es dramática, como si fuera poco hace varios años lo robaron y le quitaron su documento de identidad.

Ha sufrido muchas injusticias

Por fortuna, el caso de Carlos Gilberto llegó a oídos de Gabriela de Bukele, Primera Dama de la República; y solicitó a la oficina de Bienestar Social que se encargara de asignarle una ayuda.

“Ayer por la tarde llegamos hasta su casa, llevándole alimentos, granos, insumos de primera necesidad. Su alegría al recibirnos fue indescriptible”, informaron los representantes de la entrega.

La alegría y el agradecimiento del abuelo fue enorme, sus ojos reflejaban la inocencia de un niño. También fue censado para que comience a recibir los 300 dólares del beneficio económica por la emergencia del COVID-19.

Existen dos direcciones electrónicas puestas al servicio de las personas de buena voluntad que deseen apoyar a don Beto: sucesos@eldiariodehoy.com o jorge.beltran@eldiariodehoy.com.

Con un poco de ayuda podremos hacer que este anciano descanse en su hamaca como tanto desea y merece a su avanzada edad.

Don Beto nos necesita

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