A los 21 años se encarga de la crianza de sus 5 hermanos menores tras perder a sus padres

Samantha Rodríguez, de 21 años, es una joven que se ha convertido en un ejemplo para el mundo, vive en Orlando Florida.

Cuando tenía 17 años Samantha perdió a sus padres y desde entonces asumió la crianza y cuidado de sus cinco hermanos menores.

Ella no dudó en asumir el rol de madre y padre para sus hermanos que tienen edades comprendidas entre siete y dieseis años.

Lisa Smith, la madre de los seis hermanos, fue diagnosticada con cáncer de cuello uterino y falleció en el año 2013.

“No tuve la oportunidad de decirle cómo me sentía. No podría hablar de eso porque soy una niña. Así que lo guardé todo, lo contuve y es difícil”, aseguró Samantha entre lágrimas.

Poco después de la muerte de su madre, la familia Rodríguez se enfrentó a otra tragedia. Alexander, el padre, fue diagnosticado con linfoma, y Samantha se vio obligada a abandonar la escuela secundaria para encargarse de cuidarlo.

En el año 2016 Alexander perdió la batalla contra el cáncer, tres años después que su esposa, dejando a sus hijos huérfanos.

Aunque los hermanos se enfrentaron a la posibilidad de ser separados por los trabajadores sociales Samantha procuró mantenerlos unidos, no estaba dispuesta a permitir que tuvieran que crecer con el dolor de haber perdido para siempre a sus padres mientras se extrañaban el uno al otro.

“Mi realidad era que tenía 17 años, pero cuando miré a mis hermanos y hermanas los vi tan vulnerables, eran niños. Necesitaban un adulto que los cuidará y yo me convertí en esa figura”, relató Samantha.

Samantha se convirtió en la cuidadora de Milagros, de 16 años; Brenda, de 15 años; Michael de 12 años; Bella de 9 años y Destiny de siete.

Se asegura de que estén bien alimentados y de pagar todas las facturas, los lleva cada día a la escuela, a las citas médicas, a prácticas deportivas y los ayuda con los deberes escolares.

“A veces puede ser difícil, pero con los beneficios por fallecimiento que obtenemos de nuestros padres y mi trabajo de medio tiempo como camarera, nos las arreglamos la mayor parte del tiempo”, relató la joven.

Tiempo después, Samantha retomó sus estudios y obtuvo su diploma de escuela de secundaria e incluso comenzó a asistir a la universidad a tiempo parcial.

“No conocía a las personas que se graduaron de la escuela secundaria o fueron a la universidad, no tenía esa dirección, así que fue difícil para mí. Cuando me di cuenta de que quería que los niños terminaran sus estudios y que tuvieran éxito pensé que lo mejor era darles mi ejemplo”, continuó Samantha.

Pero no solamente era su responsabilidad atender las necesidades básicas de sus hermanos menores, también tenía que ofrecerles amor, contención y apoyo ante la ausencia de sus padres.

“Tengo mucha de esa fuerza de mi madre. Pasé mucho tiempo con ella y la admiraba mucho. Cuando la perdimos, sabía que quería ser como ella en todos los sentidos. Eso es lo que quería hacer por los niños”, relató la hermana mayor.

Los hermanos de Samantha reconocen que ella abandonó su vida para atenderlos siguiendo el ejemplo que recibió de sus padres.

“Ellos me enseñaron que al final del día las cosas materiales no importan, lo que tenemos se puede perder muy rápido. Lo único que realmente importa es la familia, el amor y el apoyo”.

Samantha no se ha quejado de la carga que le tocó asumir. “Me hace muy feliz estar con ellos y estar allí para ellos. Es muy agradable para mí”, dijo.

Cuando visitó el programa de televisión “The View” para exponer su caso recibió de sorpresa una camioneta nueva como regalo de parte de Toyota.

La empresa también le otorgó a Samantha una beca de 15.000 dólares. Sus hermanos recibieron regalos de Disney.

Milagros, de 16 años, una de las hermanas Rodríguez, dijo: “Aunque mi papá estuvo más tiempo con nosotros que mi madre, obviamente no fue el suficiente para tener recuerdos con él, como los bailes de padre e hija, escuela y esas cosas”.

Los hermanos Rodríguez tienen la dicha de contar con una hermana que vela por ellos, y que les ha entregado todo su amor y dedicación.

Cualquier adolescente de 17 años estaría enfocada en aprender a conducir, terminar sus estudios de la secundaria y vivir historias de amor en medio de reuniones entre amigos. Justo en ese momento, a Samantha el destino la sorprendió con la pérdida de sus padres cambiando por completo su vida.

Su emotiva historia sirve como inspiración para quienes han tenido que enfrentarse a duras adversidades ofreciendo a los seres que ama su tiempo y dedicación. Compártela.

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