A los 11 años despierta a las 5 de la mañana para trabajar sembrando y cosechando sus sandías

Para quienes tenemos la dicha de ser padres y madres, es muy importante ver que nuestros hijos puedan llegar a cumplir ese gran sueño que tuvieron desde muy pequeños, y que aún siguen anhelando. Por eso, debemos enseñarles a creer en ellos mismos y en su capacidad para alcanzar cualquier meta que se propongan en la vida.

Esta es la historia de Francisco, un pequeño niño de 11 añitos de edad, quien es oriundo de la ciudad de Concordia, Argentina. Soñaba desde muy temprano con adquirir un tractor, para así seguir los pasos de su padre agricultor, y lograr cosechar su propia producción de sandías. Trabajó día y noche, pero sin jamás descuidar sus estudios.

Los padres de Francisco, Laura y Christian, son propietarios de una pequeña parcela de tierra ubicada en la zona de Benito Legeren, en la entrada de Concordia. Un día, el pequeño les contó en privado que quería plantar sandías para ganar dinero y cumplir el sueño de tener un tractor.

“Se levantaba a las cinco de la mañana para ir al campo y nunca dejó de estudiar. Mi esposo antes plantaba y lo dejó, pero Francisco quiere seguir los pasos de su papá. Le encanta la tierra y tiene la mano santa”, expresó Laura, la madre de Francisco.

Si bien fue todo un sacrificio poder lograr su cometido, el niño se dedicó con tanta entrega y amor a sus labores que, con el producto final de las ventas de sus frutos, sembrados a lo largo y ancho de una hectárea y media de terreno, Francisco logró cumplir su sueño.

“Si bien fue gran un sacrificio para él, lo hizo con tanto amor y Dios nos ayudó a tener una buena cosecha, a pesar de la sequía y el tiempo. Él tuvo una buena producción. Plantamos poquito, una hectárea y media”, añadió Laura.

Francisco plantaba y plantaba sin descanso, realizando él mismo casi todo el trabajo, solo siendo supervisado por Christian, su orgulloso padre. Debido a la fuerte sequía, el niño regaba y abonaba la tierra con esmero, bien temprano, con el cantar de los gallos. Este procedimiento lo realizaba religiosamente dos veces al día, en la mañana y en la tarde.

Según comentan sus padres, esto ha sido un gran logro para el pequeño, quien se siente dichoso y muy feliz, además de que ha ganado mucho en autoestima y seguridad en sí mismo.

Ahora, se encuentra pensando en otros proyectos. Incansable como es, quiere ir por mucho más en el futuro.

“Mi hijo está feliz y quiere ir por más. Dice que el año que viene va a plantar diez hectáreas. Este año, por la pandemia nos la pasábamos en el campo, se llevaba todo lo de la escuela y estudiaba allá. Nunca dejó de hacer sus deberes del colegio”, mencionó orgullosa, Laura.

La historia de Francisco se volvió viral con mucha rapidez en todas las plataformas digitales, demostrándonos que, cuando se desea algo fervientemente y con el corazón, con trabajo, tesón y mucha dedicación, todos los sueños, por muy inalcanzables que nos puedan parecer, son posibles de lograr.

Comparte esta aleccionadora historia con tus familiares, amigos y seres queridos. ¡Dios te bendiga, Francisco!, pero eso sí, nunca dejes de prepararte y estudiar. El esfuerzo tiene su recompensa. Ojalá existieran más niños cómo tú.

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