A los 101 años se convierte en uno de los pocos sobrevivientes a la reinfección de COVID-19

Le gusta tejer mientras esboza una tierna sonrisa a todos los visitantes del asilo donde vive. Tiene 102 años y su nombre es Angelina Friedman, una dulce abuelita más que contrajo coronavirus en marzo de este año 2020.

El diagnóstico se produjo después de que estuviera expuesta en un hospital de Nueva York, Estados Unidos, por una consulta médica de rutina. Desde ese momento, pasó una semana en el centro de salud antes de aislarse en una habitación de la casa de retiro donde reside.

Según cuenta Joanne Merola, su hija, la venerable anciana sufrió fiebre intermitente durante varias semanas. Finalmente dio negativo el 20 de abril pasado y continuó con su vida. El peligro parecía haber pasado. No estaba ni cerca de ser así.

Increíblemente, seis meses después de haber contraído la enfermedad, Friedman volvió a sucumbir ante el virus y se repitió un diagnóstico positivo, convirtiéndose en uno de los pocos casos conocidos de reinfección por COVID-19.

“Tenía síntomas: fiebre, tos seca. Ellos pensaron que ella también podría tener gripe. Todos los residentes del asilo fueron aislados”, dijo Merola.

No fue sino hasta el pasado 17 de noviembre cuando Joanne tuvo la tranquilidad de saber que su madre había vuelto a superar la crisis y dado negativo. Fue regresada a su habitación y, si bien ha perdido un poco su capacidad auditiva y su visión es deficiente, se encuentra feliz de poder continuar celebrando la vida por más de un siglo.

“Ella no es la mayor en sobrevivir al COVID-19, pero puede ser la mayor en sobrevivir dos veces”, añadió Joanne.

Pero, no es ni la primera, ni la segunda vez que Angelina Sciales (ahora Friedman) enfrenta una pandemia. Nació en un barco que transportaba inmigrantes de Italia a la ciudad de Nueva York, en 1918. Justamente, en medio de la pandemia de la gripe española, de la que también se contagió.

Su madre murió al dar a luz y sus dos hermanas la ayudaron a sobrevivir hasta que pudieron reunirse con su padre en Brooklyn, donde se radicaron para siempre. Como recuerda Joanne, también sus padres tuvieron que luchar contra el cáncer al mismo tiempo, pero su progenitor perdió la batalla y murió.

En medio de todas estas circunstancias, Friedman continúa siendo una fuente de luz y alegría para todos sus seres queridos y quienes la rodean. Hace unos meses, parte de su historia llegó a los medios sorprendiendo a cientos de miles de usuarios de las redes sociales del planeta.

Ha sobrevivido a todo: la gripe española, el cáncer, hemorragias internas, sepsis, interrupciones de embarazo espontáneas y, más recientemente, esta doble infección de coronavirus que tiene a todos pasmados. Definitivamente, esta abuelita debería incluirse en todos los diccionarios junto a la definición de la palabra “perdurable”.

Comparte esta historia de longevidad y resistencia a toda prueba con tus familiares, amigos y seres queridos. ¡Enhorabuena y más larga vida, Angelina!

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