Un desconocido paga la operación que necesita una niña de 4 años para poder caminar

Mucho se ha escrito sobre la encomiable decisión de multimillonarios como Bill Gates, Warren Buffett y Mark Zuckerberg de comprometerse a donar, en vida, la mayor parte de su fortuna a obras de caridad. Pero, tal vez mucho más mérito tiene nuestro personaje anónimo de hoy.

Emily Anderson es una hermosa niña de cuatro años de edad, quien fue diagnosticada al nacer con parálisis cerebral. La pequeña vive con sus padres, Paula y John Andersen, en la ciudad de Doncaster, Yorkshire, Reino Unido.

El resultado de su primera resonancia magnética mostró el lado izquierdo de su cerebro seriamente afectado. Era evidente que la niña no se estaba desarrollando con naturalidad. Había nacido prematuramente y los médicos dudaron de si Emily podría algún día caminar o hablar.

La madre comenzó un periplo por diferentes opciones quirúrgicas para ayudar a su pequeña hija. De este modo, se enteró de la rizotomía dorsal selectiva (SDR), una intervención que ayudaría al movimiento de Emily y, aunque disponible, es extremadamente difícil de conseguir.

La niña no es capaz de ponerse de pie ni de sentarse con las piernas extendidas. El procedimiento consistiría en cortar los nervios para provocar mayor elasticidad y que sus extremidades logren estirarse con más facilidad.

“La cirugía es más efectiva a partir de esta edad que más adelante, por lo que cuanto más la postergáramos, menos efectiva podría ser, no queríamos esperar”, comentó Paula.

De esta manera, la resuelta y abnegada madre tuvo la iniciativa de organizar una recaudación de fondos en línea con la esperanza de obtener los 81.400 euros necesarios para financiar la cirugía de forma privada.

Pero, lo que nunca imaginó fue la noticia que le esperaba a la vuelta de la esquina. Resulta que, en tan solo 24 horas de haber publicado la campaña para salvar a su hija, un donante anónimo, no solo se ofreció a cubrir la factura, sino a regalarle a Emily un viaje de vacaciones a Disneyland. Obviamente, Paula se quedó muda.

“Todo fue de la nada y no me lo esperaba en absoluto. Quiere financiar la atención médica, tratamiento, cuidados posteriores y luego invitarla a un viaje a Disney, lo cual es simplemente increíble”, dijo esta madre, visiblemente agradecida con su altruista benefactor anónimo cuando recibió la noticia.

Emily es la segunda de cuatro hermanas: Katie, de 16 años, Charlotte, de 12 y Mia, de apenas 16 meses de nacida. Es muy cariñosa y bien educada, inteligente y perfectamente informada de todo lo que sucede a su alrededor.

Se ha vuelto tan parlanchina que ya fue dada de alta de su terapia del lenguaje. No permite que su condición la desanime jamás. Es una guerrera que acepta y cumple con sus sesiones de terapia religiosamente, que aumentaron en el período previo y posterior a la cirugía.

Lo que más desea esta niña en la vida es poder compartir con sus amiguitos como cualquier niña. Estamos ansiosos por un buen resultado y verla correr feliz y volar alto junto a los suyos. Comparte esta historia con tus amigos.

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