Sobrevive 23 días a temperaturas bajo cero después de que las llamas consumieran su casa

Un hombre de 30 años sobrevive de milagro a una peligrosa experiencia de supervivencia, después de quedar expuesto y sin ninguna protección a las temperaturas glaciales de Alaska. 

Mientras muchos disfrutaban del calor de sus hogares, rodeados de sus familiares en las tradicionales cenas de Nochebuena y Año Nuevo, el estadounidense Tyson Steele vivía una terrible pesadilla gélida.

Su cabaña ubicada en una parte remota de Alaska se incendió por accidente y perdió con ella no sólo todos sus bienes y objetos personales, sino a su amado y fiel compañero. Su perrito labrador quedó completamente desprotegido y solo frente a las temperaturas glaciales de la zona.

“No tengo palabras para este dolor, se llamaba Phil y era el mejor perro del mundo”, lamentó el superviviente.

Tyson había estado viviendo en la cabaña desde septiembre del año pasado, pero desde el mes de diciembre la neblina se convirtió en su único techo. Durante 23 días, Steele estuvo alimentándose con las pocas provisiones de comida que logró rescatar del incendio.

«Estaba histérico. No tengo palabras para describir el dolor, fue sólo un grito… Me sentí como si me arrancaran el pulmón», recordó Steele sobre el día del incendio.

Sus amigos y familiares estaban preocupados ante la imposibilidad de contactarlo y decidieron dar una alerta a la policía. De no haber sido por ellos nadie jamás lo hubiese hallado.

El lugar en el que estaba la cabaña era realmente retirado de toda civilización, así que Tyson sabía que su única esperanza podría llegar del cielo.

Frente a esa realidad, el hombre decidió escribir las siglas de auxilio (SOS) en la nieve para que alguien que sobrevolara el lugar pudiese verlas.

La gran pregunta que todos se hacen es cómo pudo sobrevivir a la experiencia y parece que sólo su ingenio y un gran milagro lo ayudaron a resistir las gélidas temperaturas. 

“Calculé que disponía de dos latas de comida al día para treinta días de ración. También tenía una lata de frijoles, dos frascos de mantequilla de maní, que era plástico derretido. Tenía un frasco de mayonesa pero no lo toqué”, dijo Tyson a la policía.

Las primeras dos noches el hombre durmió en una gruta pero después construyó un refugio improvisado en el cual pudo descansar con temperaturas de hasta 26 º C.

El hombre sabía que a más de 8 kilómetros había una cabaña pero no tenía fuerzas para llegar hasta allá.

Un buen día, Tyson decidió hacer el cartel de auxilio que le salvaría la vida. De no ser por esto, aunque sus familiares lo hubiesen reportado podría haber perdido la vida. No sabemos cuánto tiempo más le hubiese tomado a los rescatistas ubicarlo y quizás hubiese sido demasiado tarde.

“Pensé que si alguien venía a buscarme, sería por aire”.

Definitivamente su astucia, previsión y esas palabras dibujadas entre cenizas y nieve permitieron el éxito del rescate. Ahora, Tyson Steele puede considerarse un verdadero milagro andante ¡difícilmente alguien tendría la resistencia de este hombre!

Con casos como este podemos ver las ventajas de vivir en un lugar poblado y con fácil acceso a los servicios básicos. Antes de irte comparte con tus amigos esta increíble historia de supervivencia.

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