Si con la música se te pone la piel de gallina, tu cerebro puede ser especial

¿Alguna vez has tenido esa peculiar sensación al escuchar la canción de tu vida que provoca que todos los pelos se te pongan de punta?

La «piloerección» es el nombre científico de la «piel de gallina» y es una reacción corporal que puede tener muchas causas, entre las que se puede mencionar el frío extremo, por la cual el pequeñísimo músculo erector que se encuentra en la raíz del pelo, se contrae y crea una capa de aire que protege la piel del frío.

Sin embargo, no siempre sólo el frío es capaz de producir en nosotros la «piel de gallina»; también lo produce la buena música, y una investigación revelaría que esas personas que experimentan cómo se eriza su piel tendrían algo muy especial en sus estructuras cerebrales.

Y es que cuando escuchamos buena música, ya sea un instrumento intepretado a la perfección, o una impecable voz que nos llega hasta el fondo del alma, experimentamos una especie de placer físico que invade todo nuestro cuerpo, el ritmo cardíaco aumenta, las pupilas se dilatan y la temperatura del cuerpo se eleva, debido a que el cerebelo y la amígdala se activan y recibimos una descarga de dopamina.

Diversos estudios científicos han revelado que «las vías cerebrales se relacionan con la recompensa y la gratificación y reacciona generando una serie fisiológica en donde los niveles de dopamina alcanzan su punto máximo, curiosamente unos segundos antes del momento más especial de la canción, debido a que nuestro cerebro es capaz de predecir lo que va a ocurrir y reacciona con antelación».

Unos pocos ultraperceptivos sienten tanto la música que se les eriza la piel y se les forman nudos en la garganta.

Esta realidad, ya conocida por muchos, ha sido corroborada y ampliada por un ex alumno de la Universidad de Harvard, Matthew Sachs, quien hizo un estudio con compañeros suyos que sufrían escalofríos al escuchar música para ver cómo se desencadenó este sentimiento.

La investigación examinó a 20 estudiantes, 10 de los cuales admitieron experimentar los sentimientos antes mencionados en relación con la música y 10 que no lo hicieron y se tomaron escaneos cerebrales de todos ellos.

Descubrió que aquellos que habían logrado hacer el apego emocional y físico a la música en realidad tienen estructuras cerebrales diferentes a las que no lo hacen, lo que se traduce en una mayor densidad de fibras conectoras de la corteza auditiva y las áreas que procesan las emociones, por lo que pueden comunicarse más fácilmente entre ellas.

Sus cerebros esrtarían mucho más desarrollados que el de quienes no sienten nada frente a la música, teniendo mayor probabilidad de experimentar emociones intensas en la vida.

«Estas sensaciones también pueden asociarse con recuerdos vinculados a una determinada canción, que no se pueden controlar en un entorno de laboratorio», dijo Sachs.

Indy100

Aunque el estudio de Saches utilizó una muestra poco representativa, su idea sería ampliarlo con nuevos análisis, además de determinar qué es lo que neurológicamente causa estas reacciones.

Espera, además poder usar esa valiosa información en tratamientos psicológicos, lo que podría ser una muy buena noticia para los musicoterapeutas y cómo pueden explorar emociones a través de lo que la música es capaz de generar.

Esta es una de las interpretaciones musicales más extraordinarias que ha logrado erizar la piel a 54 millones de personas:

¿Y tú has sentido que se te pone la piel de gallina escuchando alguna canción? Déjanos saber qué musica produce en ti esa peculiar sensación y compártelo con todos tus amigos.

Te recomendamos