A los 10 años vende alimentos en la calle para ayudar a su abuelita tras perder a sus padres

Para nadie es secreto la situación de extrema pobreza en la que vive una gran parte de la población mundial. Tristemente, no siempre somos conscientes de todo lo que puede implicar para una familia tener que afrontar los gastos cuando ni siquiera se tiene para cubrir lo más básico.

La historia de un pequeño niño mexicano llamado Carlitos recientemente se ha apoderado de las redes conmoviendo a miles de personas. No sólo por la dura situación que le ha tocado vivir, sino por la gran profundidad de sus palabras.

Ya se ve que el dolor forja a las personas, pero sin duda este pequeño con sus apenas 10 años de edad ha dado la mejor de las lecciones a grandes y a chicos, que lo tienen todo en la vida.

Carlitos fue interceptado por una persona que se sorprendió cuando lo vio tan pequeñito y trabajando como vendedor de chicharrones en la calle.

Con toda la naturalidad del mundo contó por qué lo hacía logrando derramar las lágrimas de los internautas.

«Cuando tenía 6 años murió mi mamá y desde los 9 años empecé a vender», relata el pequeño.

Tras fallecer su madre lo llevaron con su padre pero al parecer las cosas no funcionaron y terminó viviendo con su abuelita. Pero el pequeño, al ver que el dinero no les alcanzaba decidió ayudarla con los gastos de la casa y de la escuela.

«Vengo de la escuela, hago mi tarea, como, me baño y salgo a vender», dice espontáneamente como quien contara un anécdota cualquiera.

«Tú eres un ejemplo a seguir de muchos niños que tienen todo y no valoran nada», le dice la persona que lo entrevista.

Carlitos relata que todo el dinero que gana se lo da a su abuelita para la compra y los gastos del pequeño. «Como no tengo oportunidades, nada así, mi abuelita lo compra por mí con ese dinero que estoy ganando», cuenta.

Reúne alrededor de 100 a 200 pesos diarios de las ventas (5 a 10 euros), y su abuelita de todo lo que gana le entrega 10 pesos (50 céntimos de euro) para sus pequeños gastos. 

Otros se preocuparon porque pensaron que en ese momento que concedió su entrevista veía con pena cómo se le pasaban los clientes.

Muchos desearon que ojalá la persona que lo interrumpió le haya dado unas moneditas para compensarlo.

El pequeño tuvo unas palabras para el resto de niños que tienen oportunidades, palabras llenas de madurez que ya han dado la vuelta al mundo:

«Niños, valoren lo que tengan porque si un día no tienen cómo van a hacer, por eso hay que aprender a hacer sus cosas bien para que sigan una mejor vida, así de grandes seguirán con su estudio, y cuando terminen todos sus estudios, que busquen un trabajo bueno”.

No te vayas sin compartir este valioso testimonio de un pequeño sin oportunidades que sabe que las cosas cuestan y arrima el hombro como mejor puede.

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