Se queda paralizado al imitar los juegos que hacían sus hijos – «Mi cuerpo no respondía»

Wayne Duckworth es un chef y padre de familia cuya vida cambió drásticamente tras un accidente. Todo comenzó un día en el que decidió disfrutar de una barbacoa (parrilla) junto a su familia.

Pasó la mayor parte del tiempo jugando con los más pequeños de la casa a hacer volteretas por doquier.

“Saltábamos en el trampolín, hacíamos volteretas en el césped y todo estaba bien”, recuerda Wayne.

Como es de esperar, los niños le llevaban una gran ventaja pero Wayne siempre ha sido muy alegre y adoraba unirse a ellos en sus aventuras. Al principio, Wayne notó que aterrizaba de manera un poco extraña cada vez que hacía una voltereta.

“Nos quedamos jugando cartas y tomando algunos tragos. Hablamos sobre las acrobacias que hicimos temprano e hice una desde el marco de la chimenea. Eran 7 centímetros de altura”, explicó Wayne.

Más adelante en la noche, siguió compartiendo con sus familiares y decidió hacer una acrobacia más, en cuanto cayó, Wayne se dio cuenta de que no sentía absolutamente nada de su cuello para abajo.

Algo realmente grave estaba sucediendo así que lo trasladaron al hospital.

“Cuando intenté levantarme mi cuerpo no respondía. No sentía nada”, recuerda Wayne.

Los médicos descubrieron que Wayne se había fracturado su cuello y una parte de la espina dorsal, recibió una cirugía de emergencia para poder estabilizar el daño en su sexta vértebra. Lamentablemente, esto no fue suficiente.

Wayne sufrió el accidente con 38 años de edad.

Lo que había comenzado como un juego muy inocente lo dejó paralizado en la mayor parte de su cuerpo. Wayne pasó tres semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos y finalmente ha sido dado de alta.

Su familia está decidida a brindarle todas las comodidades posibles para que pueda enfrentar su nueva vida.

Wayne vive con su familia en Stockport cerca de la ciudad de Manchester.

Recuperarse de un accidente tan fuerte no es tarea sencilla, pero el padre de familia está dispuesto a adaptarse y a luchar con la mejor de las sonrisas.

Su hermana, Jenny Duckworth está reuniendo fondos para poder comprarle una silla de ruedas eléctrica y otras herramientas que serán vitales para reacomodar su casa.

Una silla de ruedas eléctrica puede costar cerca de 3 mil dólares.

La familia entera se mudará a una propiedad que sea mucho más cómoda para Wayne y sus movimientos en silla de ruedas. Mientras tanto, el dedicado padre está recuperándose en un hogar de cuidados.

“Encontraré nuevas cosas que hacer. Quizás una nueva profesión. Nada me va a detener”, aseguró Wayne.

Lamentamos el inesperado accidente que Wayne sufrió. Su caso es un importante recordatorio de lo mucho que debemos velar por nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Debemos atentos ante cualquier síntoma y acudir a un especialista para descartar cualquier problema.

¿Sabías que un accidente tan extraño podría suceder? No dudes en compartir este caso para apoyar a la familia Duckworth en estos momentos tan difíciles.

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