Oreo, el perrito que salvó a una señora de 91 años de una trágica muerte en su casa

Los perritos son nuestros angelitos guardianes en este mundo, es un hecho, pero si no me crees quizá debas conocer la historia de el pequeño Oreo.

Ella es Doris Jenkins, de 91 años. Estaba en su casa en Caldwell preparándose para ir a dormir, por lo que se retiró la alerta médica por un momento para ponerse la pijama. Después fue a la cocina y tomó sus medicinas.

«Tomé mis medicinas, me pegaron y los coágulos de sangre golpearon mis piernas y caí al suelo. Fue un dolor que nunca había sentido antes en mi vida»

Doris trató de gritar para pedir ayuda, sin éxito. Increíblemente, logró gatear hacia la puerta frontal y abrió la puerta y la protencción. Ahí fue cuando su perrito shin tzu, de nombre Oreo, se percató de que algo no andaba bien.

«Él estaba aterrado. Sólo lo tomé en mis brazos y le dije: ‘Orey, mamá se siente muy mal, cielo. Tienes que ir por ayuda para mamá, ve por ayuda’«

Cuando sale, Oreo suele olfatear aquí y allá, rinando en casi todo lo que se encuentra. Pero esta vez no fue así: Oreo corrió justo hacia el final de la calle, conde halló a la cuidadora de Doris.

«Corrió y saltó a sus brazos y ella supo que algo andaba mal. Ella lo bajó y cuando lo siguió hacia mi apartamento me pudo escuchar pidiendo ayuda», comenta Doris.

La cuidadora llamó inmediatamente a una ambulancia mientras Oreo permanecía con Doris, reconfortándola. Se abrazaron fuertemente y cuando llegó la ambulancia, Oreo estaba tan aferrado a Doris que tuvieron que arrancarlo para poder trasladarla al hospital, donde tuvo una cirugía de emergencia.

Mientras se recuperaba en el hospital, Doris no dejaba de hablar de su Oreo, su héroe peludo. Cuando la dieron de alta y regresó a casa, Oreo estaba de lo más contento: «No creerías cuán feliz estaba de verme. Él nunca se apartó de mi lado. Se sentaba justo a mi lado en la silla, conmigo todo el día».

Oreo recibió toneladas de amor, besos y, por su puesto, un nuevo juguete. Jenkins solía pensar que tener un perrito a su edad era muy difícil, pero ahora dice que no lo cambiaría ni por un millón de dólares.

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¿El último consejo de Doris? Jamás apartarse de la alarma médica. Uno nunca sabe cuando la va a necesitar.

Si tú también estás convencido que los ángeles de la guarda peludos como Oreo, ¡comparte!

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