Los vecinos de esta «preciosa familia» nunca sospecharon su verdadera identidad

No siempre todo es como parece, algunas personas son tan buenas en interpretar un papel que es muy difícil llegar a conocerlos realmente. Pero esta pareja llevó sus dotes de engaño a un nivel totalmente nuevo.

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Se hacían llamar Richard y Cinthya Murphy y tenían una vida normal con sus trabajos normales en una casa normal. Junto a sus hijas, Kate y Lisa, residían en los suburbios de Montclair, New Jersey. En una sencilla casa colonial de dos pisos. Esta familia logró sorprender a sus vecinos luego del giro tan radical que dieron en el año 2010.

Esta estereotipada familia estadounidense, resultó ser nada más y nada menos que una pareja de espías rusos que tenían como misión el envío de información a Moscú. Cinthya, trabajaba como planificadora financiera mientras que Richard afirmaba ser un padre de familia dedicado a la crianza de sus hijas y, con estas vidas e identidades falsas, se escondieron durante años de la mira de las autoridades.

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Esta pareja, cuyos verdaderos nombres son Vladimir y Lydia Guryev, asombraron a sus vecinos el 27 de junio del 2010 cuando salió a la luz la verdad sobre ellos. Todo por una redada del FBI, donde fueron apresados por trabajar para el SVR (Servicio de Inteligencia Extranjera, en español) de Rusia desde 1990 junto a otros 8 rusos más.

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“La casa de los espías”, apodada así por sus vecinos, parecía ser el punto perfecto para cualquier trabajo por parte de los Guryev, ya solo quedaba a 30 minutos de su punto de enlace en Manhattan, además de dar a una reserva de vida silvestre, lo que hacía sencillo el intercambio de información de forma disimulada.

“Me podrían haber dicho que ellos eran marcianos del espacio y habría estado menos sorprendida”, anunció Elizabeth Lapin, una de las tantas personas que aún viven por esa calle. También afirma que, si bien la familia no era enteramente social con el resto de sus vecinos, aun se encontraban a la vista, ya sea paseando a su perro o solo estando en el jardín de su hogar.

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Muchos de los vecinos afirmaban oír un acento en Cinthya y Richard, pero nada que los hiciera sospechar. Lo que Lapin asegura era tener un sentimiento de inquietud dirigido a este hogar. “Pero, ¿espionaje? Nunca se me ocurrió”.

Definitivamente fue la redada lo que trajo más habladurías. Todo gracias al trabajo de agentes de la CIA y el FBI que tras años vigilando a esta pareja desde el año 2000, cuando se mudaron a ese urbanismo, se encargaron de poner dispositivos de escucha y espionaje en la casa de los Guryev hasta que pudieron obtener la información necesaria para asegurarse de su arresto después de 10 años.

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Coches se detuvieron en la casa de los Guryev, y aparecieron hombres vestidos con trajes, con auriculares y algunos papeles”, dijo Jesssie Gugig, residente cercana a la casa de los Guryev. “De repente, los agentes entraron en la casa, encendieron luces y empezaron a buscar de arriba abajo”.

Después del arresto de los Guryev y de otros 8 rusos más, estos se declararon culpables en corte y fueron deportados a su nación gracias a un trato hecho entre los Estados Unidos y Rusia. Pero quienes sufrieron las mayores consecuencias fueron las niñas nacidas de esta pareja.

Kate y Lisa se vieron forzadas a dejar atrás toda su vida y la cultura en la que habían sido criadas para seguir a sus padres a Rusia. “Cuando eres padre, se supone que debes cuidar a tus hijos, se supone que debes ponerlos por encima de todo en tu vida y un espía no puede hacer eso”, explicó el ex agente del FBI Eric O´Neill, uno de los agentes implicados en el arresto.

Lamentablemente esto ha traído mala fama al antes tranquilo suburbio. “Me gustaba el vecindario, hasta que este evento ocurrió”, confesó Lapin. Pero después de muchos años “la casa de los espías” fue puesta a la venta por $700.000, donde el agente de bienes raíces Jeremy MacDonald ni siquiera sabía del trabajo de espionaje que se realizaba en esa casa.

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MacDonald afirmaba que la conexión con los espías rusos no ayudaría o perjudicaría a la venta en lo absoluto. Pero definitivamente los vecinos se encuentran extasiados de que después de tanto tiempo la casa estuviera habitada de nuevo.

Esta noticia volvió a la boca de todos luego de que Joe Wisberg, ex agente de la CIA y ahora el creador y productor de “The Americans”, una serie ambientada en los años 1990, afirmara que estaba basaba en la historia de Vladimir y Lydia Guryev.

¿Cómo crees que esta pareja logró pasar desapercibida por sus vecinos? ¿Crees que tú serías capaz de reconocer algo así? Déjalo en los comentarios y no olvides compartir.

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