Los médicos le diagnosticaron una «infección» pero su vida estaba a punto de apagarse

La triste historia de Connor Horridge, de 6 años, ha conmovido a miles de personas alrededor del mundo, y en medio del dolor, sus padres quieren compartir su experiencia para ayudar a salvar a otros niños.

El pequeño tenía un dolor en su oído izquierdo, y pensaron que se trataba de una simple infección, los padres de Connor lo trasladaron a un centro hospitalario y los médicos les dijeron que se podían ir a casa que “no tenían ningún motivo para preocuparse”.

Durante cinco días le administraron medicamentos a Connor, pero como sus síntomas no mejoraban lo trasladaron a un hospital en Manchester para comprobar qué estaba ocurriendo.

Los médicos le dijeron a los padres de Connor, Joanne y Thomas Horridge  de 34 y 38 años, que se trataba de una infección viral, pero a las 24 horas regresaron al centro de salud porque la temperatura corporal del niño no disminuía.

El diagnóstico era el mismo, y la instrucción de los médicos fue continuar con el tratamiento que le habían recetado.

La familia regresó a su casa, pero cuatro días después volvieron al hospital porque Connor se sentía muy mal, lamentablemente a las pocas horas falleció.

Fue una noticia desconcertante y devastadora para los padres del pequeño, que habían acudido a los médicos para pedir ayuda recibiendo un diagnóstico incorrecto que le costó la vida a su hijo.

La primera vez que le realizaron a Connor un análisis de sangre después de su primera visita al hospital con el dolor de oído fue después de su fallecimiento. Así fue como comprobaron que el nivel de sus glóbulos blancos era muy elevado.

Los desconsolados padres aseguran que si hubieran analizado los síntomas del niño y realizado los estudios pertinentes entonces su pronóstico no sería ese fatal desenlace.

Mientras que los médicos alegaron que la infección del niño no pudo ser detectada porque fue examinado rápidamente. El hospital debió pedir la consulta de un especialista y realizar análisis sanguíneos.

La doctora Melanie Newbold, quien participó en la autopsia, dijo que: “La sepsis puede ser letal. Es muy agresiva, sobre todo si afecta a un niño pequeño.

Todos tenemos bacterias en nuestra sangre, sin embargo, este tipo de bacterias no pueden ser controladas y por lo tanto, los cambios que se generan en el organismo pueden causar septicemia. No hay manera de protegerse contra eso.

Cuando vimos el cuerpo de Connor, nos dimos cuenta de que tenía varios virus pero ninguno contribuyó a su muerte, lucía como un niño sano”.

En algunos casos, se produce un shock séptico, y los órganos de los pacientes se cierran, su corazón se desacelera”.

Han pasado ocho meses de aquel terrible día, el 18 de diciembre de 2016, en el que se despidieron de su adorado hijo, pero quieren advertir a otras familias y por eso decidieron contarle su historia a los medios de comunicación.

El papá de Connor comentó que “Él tenía una personalidad brillante y burbujeante, él era ruidoso, fuerte, enérgico, tenía muchos motivos para vivir. En las fotos se aprecia el cambio que tuvo antes y después de su enfermedad”.

Las últimas palabras de Connor al llegar al hospital cuando lo llevaron con fiebre muy alta fueron “Mamá, mis piernas”, porque dejó de sentirlas y se derrumbó. Tenía mucho dolor y estaba llorando.

Al llegar al hospital perdió el conocimiento y el pronóstico era devastador, esa misma noche Connor partió al cielo a causa de 1A Septicemia Estreptocócica del Grupo A.

No te vayas sin compartir esta conmovedora historia, el testimonio de esta familia salvará muchas vidas.

 

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