«Le di a mi mejor amiga un hogar donde vivir y ella me agradeció robándome a mi prometido»

Samantha Mulvey, de 52 años, de Cornualles  (Inglaterra), pensaba que tras una serie de fracasos amorosos, por fin había conocido al hombre de su vida, Robert, con quien se casaría en 2020.

En 2014, un amigo los presentó y se enamoraron de inmediato. Tras un año de relación, se fueron a vivir juntos y una noche, en 2017, cuando veían televisión, sin esperarlo de pronto Robert se arrodilló para pedirle matrimonio.

Samantha no se lo pensó 2 veces y respondió con un rotundo sí.

“No había duda de que Robert era con quien quería pasar el resto de mi vida y me sentía en la cima del mundo. Me encantaba volver a casa con él todas las noches y sabía que me encantaría ser su esposa”, relató Samantha.

Samantha no tardó en hacer pública la noticia de su próxima boda y por supuesto se lo contó a su amiga Claire (nombre ficticio), de 48 años de edad, quien era la más feliz con que se casaran ya que siempre aprobó la relación y le decía lo afortunada que era en tener a Robert.

Pero Claire no estaba pasando por un buen momento, había vendido su casa y la casa nueva todavía no podía ser habitada, así que Samantha sin dudarlo invitó a Claire a quedarse con ellos. Ni siquiera se lo consultó a Robert porque sabría que no habría problema alguno.

Claire fue su apoyo incondicional en los preparativos de la boda, y tras ganar un premio en un concurso de radio logró pagar el adelanto de su vestido y finalmente reservar la boda para mayo de 2020.

Todo parecía marchar perfectamente hasta que una noche cuando Samantha regresó de su trabajo se encontró con una escena que la perturbó completamente: su prometido y Claire estaban viendo televisión, acurrucados en el sofá.

Era el mismo lugar desde el cual meses atrás le había pedido matrimonio. Lo que le llamó la atención fue que al llegar, ninguno de los dos hizo el menor intento de separarse y tampoco la esperaron para cenar. No sabía si eso era bueno o malo, pero realmente estaba enfadada.

Se fue directo a su habitación con la esperanza de que Robert notara su enfado, pero no logró nada.

“Esperaba que Robert sintiera que estaba molesta y que me siguiera a nuestra habitación, pero frustrantemente, se quedó abajo con Claire, charlando y riendo. No vino a la cama hasta la madrugada y no se disculpó ni dijo nada al respecto al día siguiente. Esperaba que fuera la única vez que ocurriría algo así, pero a partir de ese momento, a menudo los encontraba riendo a carcajadas y cuando llegaba se quedaban callados”, relató en una entrevista.

El triángulo amoroso siguió hasta que a fines de 2018, Claire dijo que ya se marcharía a su nueva casa. Samantha respiró. Pero en mayo de 2019, Robert decidió romper el compromiso sin previo aviso y se fue de la casa.

Me dijo que no me amaba, dijo que no estaba funcionando. Llamé a Claire pero ella no respondió, así que le envié un mensaje en sus redes sociales, pero ella leyó mis mensajes y luego me bloqueó”, contó indignada Samantha.

No le quedaba más que sospechar de ambos, un amigo le ayudó a investigar y un día encontró el auto de Robert estacionado en la casa de Claire. Poco tardó en enterarse de que vivían juntos y que llevaban mucho tiempo ocultando su relación amorosa.

Por su parte, Robert dio sus propias declaraciones que han estremecido a muchos:

«Estaba descontento de ella. La relación se esfumó antes de que viniera Claire. Quiero seguir con mi vida. Perdí los últimos años, solo quiero seguir mi vida y disfrutarla, porque llevo mucho tiempo como si hubiera estado muerto. Lo intenté y lo intenté con Samantha y nada cambió. Estaba destinado a fallar. Claire y yo somos más felices que nunca. Entiendo que Samantha esté moelsta, así es la vida».

Mientras que Samantha ha aprendido la lección de su vida, por eso ha compartido su hsitoria y concluye:

“Claire y Robert ahora viven juntos y lo pensaré dos veces antes de ayudar a un amigo en el futuro. Todavía no puedo creer que invité a mi mejor amiga a mi casa … ¡y ella se fue con mi prometido!”.

Así que ya sabes, antes de invitar a tu mejor amiga a casa junto a tu prometido o marido, mejor piénsalo bien. Bien dice el dicho: ojos vemos, corazones no sabemos. ¡Comparte esta noticia!

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