La vejez debería ser una gran etapa en el ciclo de vida de las personas, en la que todos pudieran vivir una vida digna, rodeada de sus seres queridos. Pero no siempre es así, tal es el caso de una ancianita en Perú quien tiene que gatear a lo largo de una carretera para poder llegar al otro extremo.
Dionicia Mamani Espinoza es una mujer de casi ochenta y cinco años que reside en Vicente Zevallos Núñez, en el departamento de Moquegua. Tiene problemas en sus cansadas piernas y, como no posee los recursos económicos suficientes para comprar una silla de ruedas, gatea en lugar de caminar para poder trasladarse de un lugar a otro.
Las fotografías donde se observan las tristes imágenes de la desvalida ancianita cruzando la calle en el cruce de Toquepala por Chen Chen, ante la mirada de la gente que por allí transita, fueron subidas a Facebook y de inmediato se hicieron virales.
“¿Dónde están las autoridades que no ven este caso y no denuncian a su familia por no hacerse cargo de esta señora?”, dijo un molesto usuario.
Asimismo, El Programa Nacional de Asistencia Solidaria, Pensión 65 que es un programa que tiene el gobierno de Perú con la finalidad de otorgar protección a los adultos a partir de los 65 años de edad, que no poseen condiciones básicas para su subsistencia, se avocó a la causa de Dionicia.
«Lo primero que se hizo fue gestionar para que el Banco de la Nación le entregue su pensión que aún no había cobrado y que corresponde a 2 períodos. Así, en la mañana del 21 de junio, Dionisia Espinoza recibió la subvención económica en la agencia bancaria, en compañía de su nieto», se lee en el comunicado emitido por la institución.
«De igual modo, Pensión 65 ha coordinado con el Seguro Integral de Salud, SIS, la atención médica a la adulta mayor; en tanto, la familia de la señora Espinoza se ha comprometido en velar por ella», aseguró la funcionaria de la institución.
Esperemos que esta pobre ancianita no tenga que sufrir nunca más y que pueda disfrutar de su vejez rodeada del amor de sus seres querido. Todos debemos estar pendiente de los adultos mayores, y nunca dejarlos solos.
Comparte esta dramática historia con todos tus amigos, y cuidemos mucho a los ancianitos de nuestras familias, ellos nos necesitan.