Jano Galán pierde la batalla contra la ELA, pero su legado prevalecerá para siempre

Hoy es un día especialmente triste para los que formamos Viralistas. El gran luchador Jano Galán ha fallecido tras una dura batalla contra la ELA. Conocimos su historia antes de que se hiciera famoso el reto del cubo de agua y cuando leímos acerca de esta extraña enfermedad y vimos cómo afectaba a su vida, no pudimos contener las lágrimas.

Desde Viralistas quisimos aportar nuestro pequeño granito de arena e intentar ayudar en la investigación de esta injusta enfermedad. Recibimos las hermosas pulseras que manda Dgeneración y las lucimos con mucho cariño.

Nuestro querido Jano ha dejado a tres niños, Nora, Yago y Lara y a su esposa Natalia, que siempre lo recordarán como ese valiente guerrero que jamás se rindió.

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Cuando supo lo que padecía se deprimió mucho, pero tras un tiempo decidió convertirse en la voz de la ELA, para que todo el mundo conociera esta enfermedad tan terrible y pudiera mostrar en qué consiste y cómo evoluciona. Puedes recordar su historia aquí.

Alejandro Galán, Jano, fue una gran inspiración para muchas personas. Su lucha comenzó en el 2012, cuando tuvo una emergencia médica por malestar en su brazo izquierdo. Poco tiempo después recibió la devastadora noticia, tenía ELA, una enfermedad degenerativa de las células motoras. Se refugió en el apoyo de su hermosa familia y en ayudar a los demás.

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Actualmente en España son diagnosticados entorno a 900 casos cada año y unas 4.000 personas padecen ELA, pero para la mayoría es una enfermedad desconocida, por eso la labor de Jano ha sido tan valiosa. Su legado prevalecerá para siempre. “La mejor manera de hacer algo bueno para mí, es hacer algo por los demás”, dijo Jano.

Él era claramente consciente de que el pronóstico no era bueno, de que llegaría un día en el que perdería su capacidad de hablar, por eso quiso dejar un video mostrando el lado más íntimo de su enfermedad y todas sus inquietudes.

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Cada mensaje de Jano llegaba a lo más profundo del corazón y debemos recordar siempre su valentía y sus ganas de vivir. Una de las cosas que dijo fue: “¿Para qué o para cuándo guardé lo mejor de mí? ¿Por qué me quedé callado aquel día cuando quería gritar? ¿Por qué me rendí tan pronto cuando aún me quedaban fuerzas?”.

Tenemos que agradecer cada segundo y no dejar pasar la oportunidad de disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, esas que damos por sentado y donde está la verdadera felicidad.

Hasta siempre querido Jano, gracias por dejar una huella tan valiosa en nuestro corazón. En medio del dolor nos reconforta saber que cumplió una importante misión en la tierra, enseñarnos a valorar cada segundo y a no tirar nunca la toalla. ¡No te vayas sin compartir la valerosa lucha de Jano!

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