El experimento social más asqueroso que se ha televisado causa furor en las redes – Repudiable

El experimento social de “El Hormiguero 3.0” están causando furor en las redes, en esta oportunidad, la producción del programa les propuso a los participantes que probaran el aperitivo típico de Suecia llamado Surströmming.

La dificultad estaba en que este alimento desprende un olor a pescado crudo, y descompuesto. Algunos describen el olor como el de la basura que permanecido durante varios días bajo altas temperaturas expuesta a los rayos del sol.

Los que se atrevieron a participar han sido muy valientes, algunos los consideran héroes por haber probado el pescado a pesar del repudiable aroma.

En sus rostros se puede apreciar la sensación de asco que tenían mientras olían y probaban lo que para muchos suecos era un manjar.

El Surströmming es una especialidad de la gastronomía sueca elaborada fermentando al sol arenques del Mar Báltico para después envasarlos en latas de conserva. El olor es tan fuerte que se creó un reto en Internet conocido como: “Surströmming Challenge”.

En el experimento de “El Hormiguero” ocho personas de nacionalidad española que no conocían el producto tenían que probar por lo menos un bocado. Cuando abren la lata se desataron las reacciones menos esperadas, comenzaron a sentir el rechazo y el asco ante el olor del particular pescado.

Muchos presentaron náuseas y vómitos y expresaron quejas como: “¡Eso está podrido!”, “¿Qué es esto?”, “¿Seguro que no está caducado?”.

Una de las participantes incluso tapó su boca con un pañuelo para disminuir el efecto del olor mientras admiraba cómo su compañero probaba un bocado del pescado a pesar de que luego lo escupió.

La mujer se atrevió a probar, “¡Venga, por los suecos!”, pero todo terminó como era predecible: vomitando todo con un cubo en la mano. En el programa relataron que seis de las ocho personas que participaron en el experimento social terminaron vomitando.

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Incluso los miembros del equipo de producción y camarógrafos utilizaron mascarillas. Todo terminó cuando invitaron a un ciudadano sueco a probar el manjar típico de su país junto a dos participantes españoles.

El sueco aseguró que estaba buenísimo, así quedó en evidencia que sí es posible educar nuestro paladar.

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