Dos inseparables amigas se hacen una prueba de ADN y descubren lo que buscaron durante 40 años

Para muchos los lazos de amistad verdadera pueden llegar a ser más fuertes que los de la propia sangre, ciertamente un buen amigo debe atesorarse como lo más preciado en esta vida. Sin embargo, los hermanos muchas veces también cumplen ese papel de confidentes y podemos sentirnos doblemente afortunados cuando es así.

Es por eso que cuando Holly Hoyle O’Brien y Megan Hughes descubrieron el increíble nexo que unía sus vidas, casi se desmayan de la impresión.

Holly y Megan son dos enfermeras que trabajaban juntas en el hospital de Sarasota, en Florida.

Suele suceder que en la vida laboral no siempre en sencillo crear amistades duraderas, sin embargo ese no era el caso de este par. Compartían turno e indudablemente muchas cosas más…

Increíblemente, tenían hobbies similares, 3 años de diferencia y una amistad inquebrantable que se fue forjando a en los últimos años en su paso por el hospital.

”Hicimos un curso juntas. Nos vimos un día y de inmediato nos fijamos la una en la otra y nos pusimos a hablar de nuestro pasado”, dijo Holly.

Pero conforme fueron compartiendo y sabiendo cada vez más la una de la otra, se dieron cuenta que tenían demasiadas cosas en común, mucho más de lo normal.

Pronto supieron que ambas habían nacido en Corea, que fueron adoptadas y llevadas a Estados Unidos cuando eran pequeñas.

Y ¡Oh, sorpresa!, ambas tenían el mismo apellido…

”Pregunté a Holly cuál era su apellido en Corea y me dijo “Shin”, y yo le dije: “Madre mía, yo tengo el mismo apellido», dijo Megan.

Aunque hasta ahí todo parecía ser un juego del azar y una serie de increíbles coincidencias, un detalle adicional terminó por convencerlas de lo que sospechaban: ambas tenían una hermana de la que fueron separadas al ser adoptadas y las dos habían pasado gran parte de su vida con la inmensa sosobra y con la esperanza de algún día encontrarla.

Sin embargo, había pasado tanto tiempo que tanto Holly como Megan habían desistido de buscar a esa hermana, hasta ese momento.

Un silencio profundo se apoderó de las dos, estaban casi seguras que se encontraban ante el momento que tantas veces soñaron… Sólo les quedaba hacerse una prueba de ADN para confirmar sus sospechas.

Rápidamente, los exámenes revelaron la verdad: Holly y Megan eran hermanas y había estado 40 años separadas. ¡Ahora se encontraban de nuevo!

Para su sorpresa, estaban en el mismo país, pero a la vez muy lejos la una de la otra.

Holly fue adoptada por una familia de Kentucky, mientras que Megan vivía en Virginia.

Lo más increíble es que el destino les llevó a estudiar lo mismo y a terminar trabajando en el mismo hospital. ¡Una historia que parece sacada de una película!

”Yo sabía en mi interior que ella se encontraba en algún lugar. Nunca perdía la esperanza de encontrarla. Y ahora que lo he hecho no he parado de llorar. Llorar y llorar”, dice Megan.

Ciertamente, muchas grandes amigas desearían ser hermanas, y para Megan y Holly era un hecho.

Estaban unidas por la sangre y por una amistad incondicional, que les llevó a tener las experiencias más increíbles la una junto a la otra, sin ni siquiera saber que eran hermanas.

La historia de Megan y Holly ha dado la vuelta al mundo, han condedido entrevistas y cada vez que lo recuerdan se vuelven a emocionar:

Es grandioso saber que los lazos de la sangre son inquebrantables, es por eso que es muy triste cuando por la razón que fuere hermanos se dejan de hablar. Esperemos que esta historia sirva para que valoremos a nuestra familia y les digamos cuánto les queremos.

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