El milagro de Navidad de las gemelas que no tenían esperanza alguna de sobrevivir

Los padres esperan con ansias la llegada de sus hijos al mundo, es un acontecimiento muy especial tenerlos por primera vez en sus brazos y darles la bienvenida a su hogar.

La historia de esta pareja es muy conmovedora, ellos esperaban con ilusión el nacimiento de sus gemelas para iluminar su hogar, soñaban con que tendrían una vida saludable y feliz, lo que nunca imaginaron era la posibilidad de perderlas.

Lamentablemente las bebés recibieron un diagnóstico devastador, tendrían que enfrentarse a una lucha ardua para sobrevivir a un cáncer fatal. De pronto su sueño se convirtió en una pesadilla de la que no podrían despertar a menos que ocurriera un milagro.

La pareja estadounidense ya tenía un hijo, Isaías, y fue nuevamente bendecida con el nacimiento de dos hermosas niñas, sentían que su familia estaba completa.

Las gemelas fueron bautizadas con los nombres Isabella y Madeline, nacieron el 4 de julio de 2007 pesando tres kilos cada una. 

A la vista todo era perfecto y la vida transcurría con normalidad para estas pequeñas, aparentemente saludables.

Sus padres, Alyssa y Michael Dunn se sentían afortunados de poder disfrutar este maravilloso regalo y justo cuando pensaban que las cosas marchaban bien, de pronto todo cambió cuando acudieron a una visita médica en el mes de septiembre.

Lo que se suponía era un chequeo de rutina, terminó con una noticia devastadora que hizo derrumbar su mundo, sin embargo, al final se transformaría en algo más: un verdadero milagro.

El pediatra detectó una hinchazón anormal en el vientre de Madeline, algo estaba mal. Alyssa y Michael pudieron intuir la preocupación en el rostro del doctor y el miedo comenzó a apoderarse de ellos.

“Pude ver el cambio en su rostro después que comenzó a examinarla, y creo que ambos lo supimos, esto no iba a ser un chequeo normal”, dijo Michael.

Después de ver el resultado de la ecografía se reveló la sospecha de una terrible enfermedad que tenía su pequeña bebé. Se trataba de un tumor que estaba creciendo en su abdomen.

Es difícil describir el pánico y la tristeza de estos padres, debieron sentirse aturdidos como si hubieran recibido un gran golpe en la cabeza, pero solo el amor por sus hijos les guiaría el camino para encontrar el valor y seguir adelante sin perder la esperanza ni desfallecer.

Se trasladaron a un hospital local, no podían creer lo que les deparaba el destino. Estaban preocupados temiendo lo peor pero esperando lo mejor. Era imposible que una recién nacida tuviese cáncer, pero en lugar de darles alguna esperanza solo los preparaba para una noticia devastadora.

En el centro médico Children’s Hospital of Michigan at the Detroit Medical Center conocieron al doctor Jeffrey Toub, mientras examinaba a Madeline, su hermana Isabella captó su atención y para asegurarse de que estaba sana, también fue evaluada.

“Mi colega y yo tuvimos la impresión de que algo no estaba bien. Preguntamos sí podíamos observar el abdomen de Isabella a través de un ultrasonido y de inmediato se descubrió lo que parecía ser exactamente el mismo tipo de cáncer de su hermana Madeline”, dijo el Dr. Taub.

Madeline estaba gravemente enferma, tenía neuroblastoma en estadio 4S, es un tipo de cáncer poco común, el tumor crecía en su abdomen, por si fuera poco, Isabella también tenía la misma enfermedad.

La probabilidad que gemelos idénticos desarrollen de igual forma la enfermedad es muy baja, sin embargo, ambas estaban delicadas de salud, tenían exactamente el mismo tipo de cáncer, en el mismo lugar. Peor aún, estas pequeñas tenían pocas posibilidades de sobrevivir.

“La resonancia magnética mostró que sus hígados estaban inflamados, invadidos masivamente por células tumorales, no era solo una pequeña parte en la que pudiera extraerse el tumor y dejar el resto, era en todo el hígado”, dijo.

El Dr. Taub explicó que la cirugía era inviable, ya que podría dar lugar a graves complicaciones. Para evitar estos peligros, la mejor opción era la quimioterapia, aunque también tiene efectos adversos como cicatrices, retraso mental o incluso la muerte.

Isabella y Madeline fueron ingresadas a cuidados intensivos, para estos padres fue el peor momento de sus vidas, pero tenían que mantenerse fuertes por su pequeño hijo y las gemelas.

Los médicos estaban bastante preocupados por las bajas probabilidades de sobrevivencia de las bebitas. Con un futuro incierto comenzaron el tratamiento que consistía en cuatro sesiones de quimioterapia.

Durante la primera sesión del tratamiento las gemelas estuvieron separadas. Su condición era muy grave y parecía que no iban a mejorar, sin embargo, estaba por suceder algo extraordinario.

“Algunos días fueron muy duros. Nos encontramos con un montón de noticias negativas. Cuando usted camina a través de ese valle oscuro, realmente no sabe cómo van a salir las cosas. Todo lo que podíamos hacer es confiar en el Señor y depositar nuestra fe en él, tal vez el Señor elegiría curarlas», dijo Michael.

Necesitaban un milagro, sus padres, familiares y amigos rezaron día y noche, pero las cosas empezaron a empeorar con bastante rapidez. Su estado fue deteriorándose.

«Tenían tanto dolor, sufrían mucho, apenas podíamos tocarlas, su piel se veía como si se fuera a romper», relató Alyssa sollozando sin poder contener la emoción.

Para la segunda ronda de quimioterapia los médicos decidieron reunir a estas hermanas y ponerlas juntas en una cuna, entonces sucedió algo sorprendente y por primera vez desde hace un mes de su enfermedad vieron la chispa de esperanza, sus padres pensaron que tenían una oportunidad.

La madre relató el increíble momento: “Se reconocieron, empezaron a patear y a sonreír”.

Los médicos no pueden explicar realmente lo que pasó, pero desde ese instante su estado anímico fue mejorando, se necesitaban una a la otra, mientras más tiempo pasaban juntas se sentían cada vez más fuertes. La enfermedad comenzaba a desvanecerse.

Todos con la emoción a flor de piel por el renacer de Madeline e Isabella, viendo que estaban lo suficientemente bien le permitieron a sus padres llevarlas a casa y continuar con su respectivo tratamiento.

Una vez terminadas las sesiones de quimioterapia debían esperar unos meses para saber el resultado que arrojarían los exámenes realizados antes de salir del hospital. Éstos determinarían si la terapia había sido exitosa.

Faltando poco para navidad, el 14 de diciembre llegaron los resultados. Tenían encendidas las luces del árbol cuando recibieron la llamada que tanto anhelaban.

Alyssa contó que recibió una llamada diciéndole que sus hijas estaban sanas, recuerda colgar el teléfono y simplemente decir: ¡WOW!, ¿De verdad?, Gloria a Dios. Era un milagro de Navidad.

«Lo hicimos. Nuestras niñas fueron sanadas. El Señor escogió para curarlas”, dijo Michael.

El destino tenía otros planes para ellas, es así como después de la dura prueba de batallar juntas contra esta enfermedad mortal se había obrado un maravilloso milagro.

“Creo que en una situación como esta, lo que potencialmente podría haber sido una tragedia; no sólo tener un hijo con cáncer, pero tener dos bebés que desarrollaron al mismo tiempo la enfermedad, el hecho de que ambas se recuperaran y estén libres de cáncer es un verdadero milagro y es realmente gratificante ver cómo estas cosas ocurren”, dijo el doctor Taub.

«La curación de las gemelas fue sin duda un regalo de Dios. Él las bendijo y las eligió para ser curadas por las manos de los médicos y las enfermeras. No hay otra manera que pueda explicarse. Se les dio una pequeña posibilidad de sobrevivir y que ahora estén tan bien, no hay duda en mi mente, que fue un milagro», expresó Michael.

“Cada año es una celebración para nosotros y nos damos cuenta de que fue un milagro”,  dice Michael con la alegría dibujada en su rostro.

Todos los años festejan su cumpleaños con fuegos artificiales, rememorando la luz que son en nuestras vidas, comentó Alyssa.

Hoy en día Isabella y Madeline tienen 9 años y van a celebrar otro cumpleaños, son niñas normales, felices y el cáncer ha desaparecido, ¡Gracias a Dios!

Ser fuertes significa tener fe. Siempre hay un motivo para celebrar cada año de vida.

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