Uno de los grandes retos de las sociedades actuales es la inclusión de personas con capacidades diferentes.
Dicha inclusión no debería ser solo en espacios laborales sino también en el campo académico y educativo, puesto que estas personas tienen mucho que aportarnos desde sus propias capacidades intelectuales y emocionales.
Jack Higgins es un joven del condado de Putnam, New York, que tiene algo que decirnos al respecto.
El joven Jack es una de las cientos de personas en el mundo que posee Trastorno del Espectro Autista (TEA). Aunque a estas personas les cuesta el proceso de socialización, es decir, relacionarse con los demás, comunicarse e incluso ser acompañados, tienen por el contrario grandes capacidades para los métodos y los hábitos, son perfeccionistas.
Todo sucedió en la Secundaria Carmel
Esta situación personal no le impidió a Jack graduarse recientemente puesto que, como hemos mencionado, no le limita intelectualmente. Sin embargo, una de las preocupaciones de su familia era que el evento de graduación podría causarle gran irritación y, más que una buena experiencia, podía experimentar un mal rato.
¡No se les pudo ocurrir mejor idea: realizar una ovación en silencio!