Dona bicicletas a los niños más pobres porque él recibió una y le cambió la vida

Cada quien es libre de hacer lo que le plazca con su tiempo libre, pero hay que reconocer a aquellos que deciden invertirlo de la mejor manera: haciendo el bien por los demás, sin esperar nada a cambio.

Por esta razón, hoy queremos dar a conocer la historia del Sargento André Souza un hombre que no solo mantiene el orden sino que regala sonrisas a los niños más humildes.

André es de Birigui, en el interior de São Paulo, Brasil, y además del cumplir cabalmente con su trabajo también se dedica a la restauración de bicicletas.

Se convirtió en todo un experto en la materia por una buena causa, hace mucho que las repara para dárselas a niños que no puedan tener bicicletas nuevas.

Su espíritu altruista y curiosa iniciativa está inspirada en un recuerdo que atesora de su infancia.

Cuando tenía cuatro años, la familia de André pasaba por muy mala situación económica y no tenían cómo complacer al pequeño. 

Siendo muy joven el sargento conoció el rostro de la generosidad. 

“Recibí una bicicleta donada y no lo olvido. Tengo muy buenos recuerdos. Entonces, lo pensé y comencé a hacerlo por los niños también”, dijo el hombre.

Hace cinco años que el sargento recauda bicicletas usadas y él mismo se encarga de repararles cualquier tipo de defecto, para finalmente alegrar con ellas la vida de los más pequeños.

El sargento reconoce el apoyo que recibe de otras personas que voluntariamente se suman a su causa y le regalan bicicletas o algunas herramientas para reparar las que tiene en inventario.

Además de eso, André destina una parte de su sueldo para hacer regalo a los más pequeños y ayudarles con alimento.

Un beneficiario de esta labor es el niño Felipe Fabrício Ferreira Machado, de 10 años, quien perdió a su padre y vive con su madre en una casa alquilada.

El sargento le regaló a Felipe una bicicleta que usada y ahora el niño la usa para trabajar dentro de la comunidad.

“Estoy usando [la bicicleta] para vender dulces. Los he estado vendiendo durante mucho tiempo. Le doy a mi mamá el dinero para comprar cosas en casa”, dijo el pequeño Felipe Fabrício.

En Navidad, el sargento suele sorprender a los niños con dulces y otros regalos. André ayuda siempre que puede y del modo como sea necesario.

El año pasado vio a un niño buscando libros en un contenedor de basura en Caraguatatuba, en la costa de São Paulo, así que decidió ayudarlo.

Para ayudar a ese pequeño fue esencial la colaboración de la red de solidaridad que ha tejido este sargento en redes sociales. 

“Nos pusimos en contacto con los padres y descubrimos una realidad muy precaria. Diez personas vivían en una casa de dos habitaciones. Niños sin comida, ropa y juguetes. 

Hice un vídeo. Los padres me autorizaron a divulgar y el vídeo se volvió viral. Hicimos una colecta, lo inscribimos en una escuela privada, le dimos tratamiento dental, comida. Así cambiamos su historia”, dijo el uniformado.

Este hombre no recuerda con exactitud a cuántas personas ha ayudado y confiesa que para él nunca será suficiente. El sargento considera que hace muy poco ante toda la necesidad que se vive en la calle, así que espera continuar ayudando a todo el que lo necesite y que más personas se sumen a este tipo de buenas acciones.

El mundo necesita corazones comprometidos como el de este sargento, comparte esta historia en tus redes y contagia al mundo con la solidaridad de André Souza.

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