Un joven de sólo 13 años ha decidido convertir su tragedia en una ocasión transformadora para la vida de otras personas en su comunidad.
Rogerio Gonçalves vive en un humilde asentamiento en Sidrolândia, a a 71 km de Campo Grande en Brasil y es conocido como “el genio de la lámpara”, pues gracias a su inteligencia ha podido llevar luz eléctrica a las chozas de otras familias desprotegidas en su comunidad.
Su intención es que no se repita la tragedia por la cual familia tuvo que pasar, debido a la pérdida de su hermana mayor en un incendio ocasionado por una vela dentro de la choza.
«Esta tragedia en mi familia me llevó a crear este sistema de energía, no sólo por mi hermana que murió, sino también para la seguridad de otros chozas. Le dije a mi madre que haría una luz para nosotros y logré cumplir con lo prometí», dijo Rogerio.
Desde que tenía 5 años de vida, el pequeño comenzó a tener contacto con herramientas eléctricas. Aunque su motivación comenzó a temprana edad, Rogerio aún no puede creer que por fin haya podido crear algo útil que genera electricidad a 8 chozas en su comunidad.
Su sistema eléctrico funciona a través de una placa fotovoltaica, un emisor de energía conocido como «diodo», una batería de teléfono celular y una lámpara. El estudiante de séptimo grado explicó que utilizó el diodo para evitar que la carga regrese a la tabla y, por lo tanto, no se caliente.
Gracias a esto, no sólo genera luz eléctrica sino que evita cualquier tipo de incendio.
Valdirene Gonçalves, de 41 años, es la madre de Rogerio y se siente orgullosa del empeño que su hijo ha puesto para cambiar las cosas. Aunque hace algunos años la familia decidió mudarse a la ciudad, Rogerio ha mantenido en contacto con el asentamiento al que considera parte de su vida.
«Siempre teníamos energía en casa, pero aquí en el asentamiento no la tenían. Fue entonces cuando comenzó a poner algunos platos y algunas lámparas que encontró en la calle y cuando vimos, teníamos luz en casa. Lo creó todo aquí”, explicó Valdirene.
Este pequeño no sólo tiene un gran corazón e ingenio, sino que a su corta edad pinta ser un joven maduro y trabajador. Rogerio creó una especie de amplificador que adaptó a su bicicleta y utiliza para salir a trabajar promocionando algunas pequeñas empresas.
«Utilicé un sonido de automóvil que estaba roto, piezas de un armario y lo puse en una caja de hortifruti. El audio se amplificó a través de bluetooth. Obtuve un GPS roto de mi maestro, lo arreglé y ahora sirve como prueba para los clientes. Cada hora que anuncio los productos de las compañías, cobro un valor de R $ 10 (2,67 dólares)”, dijo el joven.
La historia de Rogerio salió a la luz después de que el empresario Diego Pavei compartiera una publicación en sus redes sociales.
Posteriormente, el niño fue invitado a participar en una conferencia de renombre a la que asistieron unos 200 empresarios de Brasil. Gracias a sus habilidades, el chico se ha abierto un futuro prometedor en el área del desarrollo tecnológico. Sólo deseamos que tras conocerse su potencial Rogerio reciba la ayuda necesaria.
La tragedia fue el gran impulso que tuvo este chico para desarrollar al extremo sus capacidades, a pesar de las precarias condiciones en las que vive. Es un ejemplo de perseverancia que vale la pena compartir.