Crea el «Yayagram», un dispositivo para comunicarse con su abuelita de 96 años

A pesar de que actualmente hay muchas herramientas tecnológicas que nos permiten estar en continuo contacto con nuestros seres queridos incluso a través de vídeo llamadas, no todos saben utilizar los teléfonos móviles inteligentes.

Hay un sector de la población que, aunque sí tiene acceso a este tipo de tecnología, se enfrentan a dificultades que les impiden utilizar las aplicaciones de mensajería instantánea.

Tal como Felisa Romano, de 96 años, una abuelita que tiene problemas auditivos y a quien le costaría mucho tener la precisión necesaria para manejar la pantalla táctil de un teléfono inteligente.

Para ella hablar con sus nietos incluso a través de una llamada telefónica convencional era un desafío, así que uno de sus nietos, Manuel, decidió usar su destreza para crear un dispositivo especial para ella.

Así surgió su necesidad de crear el “Yayagram”, un aparato que permite que su abuela pueda enviar y recibir mensajes por sí misma.

Manuel Lucio, un ingeniero informático de Burgos, de 35 años, quiso que su abuelita pudiera contactar con frecuencia a sus nietos a quienes no ha podido ver por las restricciones aplicadas por la pandemia.

El “Yayagram”, definido por Manuel como un “cacharro”, permite que Lucía, Beatriz, Irene, María, Ana, Francisco y él, puedan comunicarse con su abuela recibiendo sus mensajes de voz. Solamente Francisco y Manuel viven en la misma ciudad que Felisa.

El aparato cuenta con un botón que la abuelita debe presionar para comenzar a grabar su mensaje después de seleccionar con cuál de sus nietos quiere conversar.

Ellos recibirán su mensaje en formato de audio en un chat de Telegram, con una notificación que dice: “¡Yayagram tiene un mensaje para ti!”.

Cuando escuchen a su abuela pueden escribirle un mensaje que ella recibirá en un papel con letras grandes que sale del aparato con el mismo sistema de las impresoras térmicas de los supermercados.

El “Yayagram” funciona por medio de WiFi y se conecta a la red eléctrica como cualquier otro aparato eléctrico. Él se aseguró de que tuviera asas para que pudiera trasladarlo con facilidad.

Su abuela Felisa está agradecida y complacida con el invento. “No sabe muy bien cómo va esto, pero está encantada”.

Manuel relató que hizo con su abuela la primera prueba del “Yayagram” y fue la primera vez en muchos años que lograron mantener una conversación fluida en la que se contaron qué cenarían.

“Tuvimos una conversación fluida, cosa que antes era imposible”, dijo el nieto.

Para Manuel no ha sido tan costoso adquirir todos los materiales del dispositivo, la impresora le costó aproximadamente 30 euros, entre los cables y conectores gastó 6 euros y el ordenador con el que funciona el “Yayagram”, una Raspberry, otros 30 euros.

Su hazaña se ha convertido en blanco de comentarios que resaltan su ingenio y su solidaridad. Él insta con su proyecto a apoyar y motiva a aquellos que tienen la afición de hacer este tipo de actividades en su tiempo libre.

Él creó un programa que se ejecuta con lenguajes de programación en Telegram recolectados en una librería virtual en la plataforma de Python.

A su abuela le parece muy inusual presionar un botón y acercarse al micrófono para grabar un audio, así que piensa sustituirlo por un teléfono antiguo para que ella se sienta familiarizada.

Diversos medios de comunicación reseñan el invento de Manuel, él compartió los detalles en Twitter y asegura que a pesar del éxito que ha tenido no le quita el sueño patentar su idea.

“Preferiría ver a gente construyendo uno para sus abuelos”, dijo Manuel.

Ha recibido miles de comentarios en sus redes sociales, pide tiempo para responder los mensajes y confesó que se siente abrumado. Ha contemplado preparar un tutorial para explicar mejor el procedimiento para crear el “Yayagram”.

Es admirable la empatía de Manuel ante la necesidad de su abuelita, y sobre todo, la solidaridad de compartir su creación para inspirar a otros a hacer lo mismo. Comparte este revolucionario invento.

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